LA COOPERACIÓN ENTRE MÉXICO Y EU PODRÍA SER DURA, PRAGMÁTICA Y RÍSPIDA

LA COOPERACIÓN ENTRE MÉXICO Y EU PODRÍA SER DURA, PRAGMÁTICA Y RÍSPIDA

19 noviembre, 2024 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. La situación que prevalece y los escenarios en la relación con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Fuente: UNAM

Con el triunfo de Donald Trump en la elección para presidente de EU, México enfrentará dificultades en su relación con el vecino país del norte, y debe estar prevenido para situaciones como la detención y el retorno en masa de mexicanos y de otros latinos, destacaron ayer académicas y académicos de la UNAM.

En la mesa Implicaciones de la elección presidencial en EU: Minorías, migración, seguridad y economía, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Silvia Núñez García, exdirectora e investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, consideró: Aunque México enfrentará dificultades en su relación con EU, “tendremos capacidad para vernos de frente”.

Estamos condenados a ser vecinos, no podemos renunciar a esto, y en este momento de tantos retos, nuestra vecindad tendrá que ser apuntalada a partir de un nuevo proyecto de política exterior, porque “está en la lona”. En la administración anterior se asignaron pocos recursos a la Cancillería y “México se borró de ser un actor participativo en el escenario internacional. Tenemos que recuperar esa parte”.

En nuestro país no podemos darnos el lujo de improvisar; debemos tener capacidad para “navegar” con demócratas o republicanos, y aprender a dimensionar el riesgo de nuestras decisiones en política exterior; de otro modo continuaremos siendo una nación que se subordina a los intereses de EU.

Más allá del triunfo de los republicanos, la sociedad estadounidense sigue dividida. Trump obtuvo 74.5 millones de votos y Kamala Harris, 69 millones. Eso significa que la esencia de una sociedad progresista se mantiene en la Unión Americana, y aquello que lo gravitó en la elección fue el bolsillo de los votantes.

Estrategia conocida

Mariana Aparicio Ramírez, integrante del Observatorio de la Relación Binacional México-Estados Unidos, adscrito al Centro de Relaciones Internacionales (CRI) de la FCPyS, señaló que la frontera y la seguridad (temas fundamentales de la relación bilateral) están vinculados con otros dos: la política migratoria y comercial.

Si a partir de la perspectiva del próximo presidente estadounidense México no hace lo necesario en términos de seguridad, frontera y detención migratoria, la amenaza de imponer aranceles “será una estrategia que ya conocemos”. La cooperación entre ambas naciones podría ser dura, pragmática y por momentos ríspida.

El futuro residente de la Casa Blanca ha hablado de sellar la frontera y detener la migración; “me parece que es viable y más cercano de lo que parece”, y México debe estar preparado para detenciones y el retorno en masa de mexicanos y de otros latinos. Trump tiene el apoyo de la ciudadanía y eso significa que lo políticamente incorrecto puede ser políticamente viable.

También sería posible que en EU se catalogara a los cárteles de la droga mexicanos como grupos terroristas, y eso determinaría una nueva relación en la frontera y tendría implicaciones en la política de seguridad.

Claudia Maya López, también académica del CISAN, recordó que México tiene más de 80 por ciento de su comercio y actividad económica vinculada con EU. Pero más que una integración, se trata de una dependencia, y con una imposición de aranceles nuestro país se vería afectado.

Contrario a la tendencia de Donald Trump de impulsar una economía más proteccionista y depender cada vez menos del extranjero, nuestro país es una economía abierta. Aquí la política comercial no está en función de cimentar al mercado interno, y dependemos de las remesas y las exportaciones.

Trump va a hacer deportaciones y México debe estar preparado para ello. Una buena opción para integrar a esos deportados al mercado de trabajo es agregarlos al campo y así contribuir a satisfacer nuestras necesidades mínimas, “porque importamos hasta el maíz de la tortilla que nos comemos”. Propuso establecer políticas públicas de pleno empleo y mayor gasto en infraestructura, para aminorar el problema de los migrantes y evitar que se conviertan en criminales, “porque en este país el principal empleador es el narco”.

Tomás Milton Muñoz Bravo, del CRI-FCPyS, calificó como preocupante la política migratoria de los siguientes cuatro años. La retórica antiinmigrante le funciona al empresario estadounidense, le da votos y le permite solidificar a su base; tendrá discursos y reacciones xenófobos y racistas.

En su primer periodo como presidente subió en más de 30 por ciento el número de actos de violencia contra minorías, y ahora los grupos neonazis y neofascistas se van a sentir empoderados y eso incrementará los crímenes de odio; también se elevarán en número las separaciones familiares; disminuirá la recepción de asilados y refugiados; y estarán en riesgo programas como DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) que beneficia a 553 mil jóvenes.

En este escenario, que no es nada positivo, es probable que disminuyan los recursos que EU daba a organismos como la Agencia de la ONU para los Refugiados; y podría haber enfrentamientos entre el gobierno federal con los denominados estados y ciudades “santuario”.

Aunque Trump no va a poder deportar a 11 millones de personas indocumentadas en cuatro años, por el costo que eso implica, sí aumentarán las redadas y el discurso de odio. A partir del sexenio pasado se dijo que se iban a invertir recursos para transformar los consulados en defensorías; no obstante, se les quitó presupuesto. Se necesita replantear esto y que gente capaz del servicio diplomático mexicano esté a cargo.