
REDUCCIÓN DE AMPUTACIONES CON REVASCULARIZACIÓN
21 agosto, 2025Una posible solución innovadora para los casos de CLTI sin opción.
La isquemia crónica en las extremidades (CLTI, por sus siglas en inglés) es una forma crítica y avanzada de enfermedad arterial periférica, caracterizada por una obstrucción severa de las arterias en las piernas que causa dolor incluso en reposo, pérdida grave de tejido (úlceras o gangrena), y en muchos casos, la pérdida de la extremidad.
Esta condición está asociada con un aumento en la mortalidad y una calidad de vida muy reducida, y actualmente afecta a casi dos millones de personas mayores de 40 años en EU. Llama la atención que una quinta parte de los pacientes con CLTI no cuenta con opciones para revascularización, lo que los lleva a enfrentar amputaciones mayores en las extremidades inferiores.
La CLTI suele presentarse en personas mayores que tienen varios factores de riesgo, como diabetes, enfermedad renal, hipertensión y antecedentes de tabaquismo. Entre las opciones terapéuticas emergentes que podrían ayudar a evitar amputaciones en pacientes con CLTI, se encuentran la terapia génica y la arterialización venosa profunda percutánea (DVA, por sus siglas en inglés). Trisha Roy, cirujana científica y profesora asistente de cirugía cardiovascular del Hospital Houston Methodist, compartió hallazgos sobre la DVA, basados en estudios histológicos e imágenes por resonancia magnética.
Estas técnicas podrían ofrecer una vía de revascularización para pacientes con CLTI “sin opción”, y reducir la incidencia de amputaciones. Los detalles de esta investigación están publicados en un informe breve del European Journal of Vascular and Endovascular Surgery Vascular Forum.
Utiliza técnicas de imagen novedosas para transformar los procedimientos endovasculares. Su enfoque clínico está centrado en la preservación de las extremidades, ofreciendo medicina de precisión personalizada para cada paciente.
En los pacientes con CLTI, es urgente restaurar el flujo sanguíneo arterial, mediante técnicas endovasculares o cirugías abiertas, con el objetivo de evitar la pérdida de la extremidad. Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes (conocidos comúnmente como “sin opción”) para quienes no hay posibilidades de revascularización convencional.
La DVA es una alternativa segura y mínimamente invasiva, que puede ser clave para prevenir amputaciones en personas con CLTI, que no pueden recibir otros tratamientos.
La DVA crea una conexión entre una vena y una arteria para llevar sangre oxigenada al arco venoso y al tejido isquémico, promoviendo la cicatrización de heridas y con ello, la posibilidad de salvar la extremidad. Elegir correctamente a los pacientes candidatos para la DVA es un paso fundamental, aunque actualmente no está claro qué subgrupos de pacientes pueden beneficiarse más de este procedimiento. Además, el mecanismo de acción de la DVA aún no se comprende del todo.
“Nuestro programa de investigación está enfocado en desarrollar técnicas de imagen que nos permitan personalizar los tratamientos para la isquemia crítica de las extremidades. El éxito de las técnicas y dispositivos utilizados depende de la anatomía vascular única de cada persona.
Es un área muy nueva, porque la viabilidad de una arterialización venosa profunda depende de la parte venosa de la circulación del paciente. Y la verdad es que se sabe muy poco sobre la anatomía y las enfermedades venosas”.
Un paciente de 53 años con diabetes mellitus fue sometido a una DVA percutánea, lo que mejoró el flujo sanguíneo hacia su pie. Sin embargo, semanas después, este mismo paciente tuvo que ser sometido a una amputación infrarrotuliana debido a una infección.
Este caso llevó a la experta y a su equipo a preguntarse qué tipo de alteraciones histológicas habían ocurrido en la extremidad después del procedimiento de DVA.
En los vasos sanguíneos extraídos de la pierna amputada, se identificaron características típicas de la arterialización venosa, como proliferación de células musculares lisas e hiperplasia de la capa íntima. De manera inesperada, esos mismos cambios histológicos también se observaron en la vena tibial posterior contralateral, que no fue tratada con DVA en ese paciente.
Este tipo de estudios son un verdadero reto, porque no tenemos muchos pacientes que se sometan a procedimientos de arterialización venosa profunda. En realidad, esta técnica está pensada para personas en etapas muy avanzadas, que ya no tienen más opciones de tratamiento.
Es literalmente la última alternativa antes de una amputación. No es algo que hagamos con frecuencia, pero mientras más pacientes tratemos, más personas podremos incluir en nuestros estudios. Y eso nos dará más información para reducir las tasas de amputación. Ese es el objetivo: reducir amputaciones.
Sin embargo, la DVA conlleva ciertos riesgos. Es un proceso muy complejo que requiere múltiples procedimientos de seguimiento, y un manejo constante de las heridas. También se necesita un compromiso fuerte tanto del paciente como de su familia. Por eso, solo se recomienda en personas que cumplan con estos criterios y realmente puedan beneficiarse del tratamiento.
La arterialización venosa profunda percutánea está emergiendo como una posible solución innovadora para los casos de CLTI sin opción, pero todavía no comprendemos del todo sus mecanismos fisiopatológicos.
Este informe ofrece un punto de partida para estudios exploratorios que nos permitan entender los cambios histológicos, fundamentales para una arterialización venosa exitosa y una oxigenación adecuada del tejido.
Actualmente, estas investigaciones se están llevando a cabo, donde estamos realizando análisis histológicos de tejidos vasculares, extraídos de pacientes a quienes se les han practicado amputaciones planeadas del antepié y de los dedos después de una DVA.