ANATOMÍA DE LA DICTADURA EN NICARAGUA

ANATOMÍA DE LA DICTADURA EN NICARAGUA

31 enero, 2019 0 Por Rene Davila
El régimen de Somoza era considerado una cleptocracia, paso lo mismo con Ortega-Murillo.

La tiranía es comparada con la de Somoza.

“Una pareja de tiranos que son una amenaza para el orden y la estabilidad social”.

Fuente: Ibero

Gilles Bataillon, profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, impartió en la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México la conferencia ‘Anatomía de una dictadura: Nicaragua’. Explicó por qué hoy en día hay una crisis revolucionaria, con muchos matices que se podrían comparar con lo sucedido hace 40 años en ese país centroamericano. En contexto dijo que, durante 11 años el presidente Daniel Ortega gobernó de manera incuestionada, o poco cuestionada, gracias a un pacto con Arnoldo Alemán -el antiguo Presidente liberal de Nicaragua-, y sostuvo buenas relaciones con los empresarios y los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Empero, en la actualidad Ortega y su esposa, Rosario Murillo, enfrentan movimientos de oposición.

Ciertamente, en su segundo y tercer mandato Ortega se confrontó con movimientos contestatarios, pero éstos eran aislados y carentes de alianza entre ellos.  Eran campesinos que protestaban contra la construcción del futuro canal interoceánico; medios de comunicación, organizaciones de derechos humanos, sandinistas disidentes, movimientos estudiantiles y movimientos feministas, que denunciaban la corrupción y apropiación del Estado y del país, por parte de la familia Ortega-Murillo. Ahora la oposición al gobierno es general. Las primeras protestas fueron de jóvenes estudiantes de clase media, a quienes se sumaron otros que anteriormente fueron fieles al régimen; en tanto que las manifestaciones ya no fueron sólo de jóvenes, sino también de familias enteras.

La Iglesia, “que había sido sumamente silenciosa frente al establecimiento de una nueva dictadura a partir de 2006”, empezó a reaccionar frente a los avances de una nueva dictadura y jugó un papel sumamente importante, abriendo las puertas de la catedral de Managua para que entraran los manifestantes -lo que se replicó en otras iglesias y capillas-, a quienes se negó a entregar al gobierno. No obstante, decenas de miles de nicaragüenses se exiliaron, sobre todo en Costa Rica y Honduras, para huir de la violencia y brutalidades del régimen, que justificó su actuación argumentando defenderse de un golpe de Estado manipulado por los ex contras desde Miami, por la CIA y por el Presidente de Estados Unidos.

Ortega-Murillo, una pareja de tiranos

Mencionó que la hija de Murillo, Zoila América, fue violada por su padrastro Daniel Ortega, quien pactó con su antecesor Arnoldo Alemán que los diputados federales nunca le levantarán la inmunidad, y así evitar responder frente a tribunales por las violaciones repetidas a su hijastra; y Ortega perdonó a Alemán el desvío de millones de dólares. La juez que procedió contra Alemán es la misma que sepultó la demanda de Zoila América, quien después fue apoyada por grupos feministas para demandar a su padrastro ante la Corte Interamericana. Pero su madre, Rosario Murillo, que entonces no era nadie y estaba semidistanciada de Ortega, actuó para que Zoila América retirara su demanda ante la Corte. Hecho esto, Murillo se casó con Ortega y fue adquiriendo poder, al grado de llegar a ser la candidata a la Vicepresidencia de Nicaragua en las últimas elecciones.

Hoy la imagen que se tiene de Daniel Ortega y Rosario Murillo, presidente y vicepresidenta de Nicaragua, es la de “una pareja de tiranos que son una amenaza para el orden y la estabilidad social”; al grado de que grupos que anteriormente tuvieron una rivalidad seria con la Iglesia católica, como las feministas y los protestantes, ahora aceptan su liderazgo moral para organizar una negociación que permita salir de esta crisis, es decir, lograr la dimisión de Ortega y Murillo. La tiranía es comparada con la de Somoza, pues es patente que comparten “el mismo proyecto de dinastía familiar”. Por otra parte, el régimen de Somoza era considerado una cleptocracia, por tener una avidez demente de apoderarse de las riquezas de Nicaragua; y ahora paso exactamente lo mismo con la pareja Ortega-Murillo, por “la manera en la que comenzaron a robar y a lucrar con actos de corrupción”.

Entre los actos corruptos más sonados se encuentra el saqueo de los bosques tropicales y la participación de un hijo de la pareja Ortega-Murillo en el tráfico de cocaína. Y como Ortega está enfermo de lupus, su esposa tiene el sueño de sucederle en la Presidencia, y después de ella, que le siga uno de sus hijos. “De la misma manera en que Somoza aparecía como un tirano inmundo, ellos (Ortega y Murillo) aparecen como tiranos inmundos que se quieren perpetuar en el poder de cualquier manera, y organizar un saqueo casi científico del país”.