COBIJA A HUÉRFANOS DE LA PANDEMIA

COBIJA A HUÉRFANOS DE LA PANDEMIA

7 agosto, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Orfandad, el precio más alto en la emergencia sanitaria.

Fuente: UNAM

Los niños, niñas y adolescentes son quienes están pagando y pagarán el precio más alto de la pandemia. No sólo por la interrupción de las clases presenciales, sino, porque algunos enfrentan la muerte de familiares o de uno o ambos padres, consideró Pedro Daniel Martínez Sierra, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS).

El doctor en Pedagogía por la UNAM recordó que el pasado 20 de julio la revista The Lancet presentó un estudio llamado “Estimado mínimo global de niños afectados por la Covid-19 asociados con orfandad y muerte de cuidadores”, el cual reveló que en el mundo más de un millón de infantes experimentan la pérdida de, al menos, uno de sus padres o tutores. Adicionalmente millón y medio de pequeños también sobrellevan la ausencia de sus cuidadores secundarios, especialmente abuelos fallecidos.

En el mismo trabajo se indica que, en el caso de México, entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de abril de 2021, 32 niños se quedaron sin ambos tutores, más de 33 mil perdieron a su madre, y 97 mil a su padre. A esto se suma que 9,807 padecieron la pérdida de alguno de sus abuelos, que suelen ser quienes los atienden cuando sus padres no están (cuidadores secundarios, les llaman).

Antes de la emergencia sanitaria ya había situaciones vinculadas con la discriminación y la invisibilización, era un grupo muy silenciado”, cuyos problemas se agudizaron por la pandemia.

Según datos de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), se calcula que de las 216 mil muertes por la COVID-19, ocurridas hasta inicios de mayo de 2021, 42 por ciento corresponde a padres o madres de familia, la cifra que debe ser actualizada mediante un diagnóstico real que permita no sólo evidenciar la magnitud del problema, sino facilitar la toma de decisiones.

“Los niños que pierden a sus cuidadores primarios tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, violencia física, emocional o sexual, y no sólo se vuelven víctimas de la violencia, sino también en generadores de la misma. Estas experiencias adversas aumentan riesgos vinculados con suicidios, embarazo adolescente, enfermedades infecciosas y otros”. A este problema se suma que uno de los derechos más vulnerados es el de la educación, ya que es lo primero que regularmente se sacrifica; empiezan a trabajar, suelen ocuparse no nada más de sí mismos sino de otros niños más pequeños y se vuelven cuidadores, particularmente las niñas.

El duelo

La Universidad ofrece por medio de sus redes sociales e instalaciones, apoyo a la gente que necesita enfrentar el duelo o que tiene dudas acerca de cómo hablar con los niños sobre este tema, mencionó Serena Eréndira Serrano Oswald, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM). Las abuelas nos lo han dicho siempre: la muerte es camino que todos llevamos; sin embargo, “culturalmente no se suele hablar del tema, especialmente con los más pequeños, los cuales suelen ser relegados socialmente”.

“A diferencia de los adultos, que tienen un pensamiento abstracto más desarrollado, en los pequeños hay un pensamiento más literal o textual. Por ejemplo, cuando se les dice medio hermano, piensa en cuál mitad. Por eso es importante hablar con ellos de la muerte de los seres queridos, y que se les explique de la manera más cálida posible las cosas, para que entiendan de qué se trata”.

Así como en los adultos, al inicio, para los niños y niñas hay un proceso de shock o enojo, sorpresa, rabia, pues se trata de comprender por qué murió o no está más nuestro familiar; “es importante que este proceso no sea reprimido y que las personas adultas –que también la están pasando mal–, se acerquen a los pequeños y les permitan que se expresen”.