COMUNIDAD CIENTÍFICA REVISA INDICADORES CIENCIOMÉTROS DEL PAÍS

COMUNIDAD CIENTÍFICA REVISA INDICADORES CIENCIOMÉTROS DEL PAÍS

27 junio, 2019 0 Por Rene Davila
Hay nuevos actores institucionales que han comenzado a generar investigación científica en otras entidades del país.

México es el segundo país de AL, en producir conocimiento científico después de Brasil.

México ha pasado de producir .07% del conocimiento global en ciencia al 1% de 2013 a 2018.

Fuente: AMC

El fundador SCImago, Doctor Félix de Moya Anegón, presentó un panorama general de México frente al mundo, América Latina (AL) y las principales tendencias de la actividad científica del país, durante el coloquio “Principales indicadores cienciométricos y los retos del futuro”, realizado hoy en el auditorio Galileo Galilei de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Durante el evento organizado por la AMC y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la coordinadora general del FCCyT, Julia Tagüeña Parga, reconoció que es vital conocer con base en criterios internacionales cómo está colocado México, y saber cuáles son los retos del futuro. “Sabemos que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología va a redactar el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECiTI) 2019-2024, y es importante tener sustento del lugar en el que estamos colocados en este momento”. Próximamente se va a escribir una nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación acorde con la reciente reforma al artículo 3º Constitucional, en el que se incluye el derecho de los mexicanos a la ciencia, “es una muy buena noticia para todos, el hecho de que finalmente la Constitución contenga la importancia de la ciencia, tecnología e innovación”.

Por medio del análisis de diferentes indicadores de producción, visibilidad, impacto, colaboración, liderazgo y excelencia en el periodo 2008-2018, Moya Anegón destacó que México es el segundo país de AL desde hace más de 20 años, en producir conocimiento científico después de Brasil. Esta región, “tiene una concentración de producción científica enorme en el primer país de la región —como ocurre en Asia también—, en este caso es Brasil con 60% de la producción científica latinoamericana, esto se explica por el tamaño del país y porque es el único de la región que está invirtiendo más del 1% de su producto interno bruto (PIB) a la ciencia”.

Pero México, sostuvo, ha crecido muy significativamente. A nivel mundial entre 2003 y 2018, y sobre todo entre 2013 y 2018, el país ha pasado de producir .07% del conocimiento global en ciencia al 1%. Subrayó que Argentina se encuentra en una fase de crecimiento muy leve y Chile le ha alcanzado en el último año. También es notable la producción científica de Ecuador (país que destina 1.02% de su PIB) ya que se ha beneficiado de los apoyos del proyecto Prometeo, para fortalecer capacidades científicas en una cooperación entre investigadores extranjeros y ecuatorianos.

Otros datos relativos a México, son que las publicaciones mexicanas en Scopus pasaron de 91 en el año 2009 a 114 en 2018. Otro avance notable a lo largo de este tiempo es que ha mejorado la calidad de las revistas internacionales en las publican los investigadores mexicanos. También es notoria la descentralización de la producción científica de la Ciudad de México, ya que en 2003 el 55% se concentraba en dicha entidad; mientras que en 2018 fue de 45% con una mayor participación de Nuevo León y Puebla. Esto explica que hay nuevos actores institucionales que han comenzado a generar investigación científica en otras entidades del país. Hay algunos parámetros en los que se muestra que la tasa de crecimiento de México es mayor y más dinámica que la de Brasil, ya que en 2008 el país publicaba más de 14,000 documentos y alcanzó más de 23,000 en 2017.

Respecto a la importancia de contar con datos actuales del sector de ciencia, tecnología e innovación, el fundador de SCImago dijo que “hoy en todo el mundo está puesta en cuestión la utilidad del destino de los recursos públicos en este rubro. Este asunto no sólo afecta a México, es un problema mundial”. Y la evidencia es imprescindible si queremos que desde la política se diseñen esquemas y políticas públicas coherentes.