CRECIMIENTO PERMANENTE DEL SISTEMA EDUCATIVO EN MÉXICO

CRECIMIENTO PERMANENTE DEL SISTEMA EDUCATIVO EN MÉXICO

23 septiembre, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Logros y rezagos en 200 años de historia en nuestro país.

Fuente: UNAM

A dos centurias del nacimiento de nuestra nación hay numerosos logros que celebrar en el ámbito educativo, y tristemente también diversas deficiencias y rezagos. Uno de ellos, quizá el más importante, es que todavía no se ha logrado garantizar el derecho a la educación para toda la población, afirmó Lourdes Chehaibar Náder, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM.

México nació con deficiencias y sin dejar de reconocer avances, aún presenta un rasgo esencial y estructural que la pandemia puso en evidencia: la desigualdad. “Ahí está y afecta lo educativo de una manera clara”. A lo largo de la historia de nuestro país como nación independiente, en diferentes condiciones y con diversos rasgos, los distintos grupos sociales y políticos han valorado a la educación como la mejor ruta para “hacer país”.

En función de las condiciones de la patria, su proyecto y prioridades, así como de las circunstancias internacionales, incluidos los avances científicos y las formas de entender lo educativo, la niñez o el magisterio, la educación se ha ido transformando en los últimos 200 años. Y aunque la cobertura educativa ha crecido, aún hay mucho por hacer; con datos de la SEP: en educación inicial (desde el nacimiento y hasta los dos años y 11 meses) es de sólo 3.8%; preescolar, 71%; primaria, más de 98%; y en secundaria, 83.8%; empero, en media superior comienza a bajar a 63% y en superior, en el sistema escolarizado, es de 35%.

Las cifras son contrastantes por entidad: en este mismo ciclo 2019-2020, la cobertura de educación superior en la Ciudad de México alcanzó más de 71%, a diferencia de Chiapas donde fue de sólo 14.7%. “Ese rasgo de desigualdad sigue siendo un déficit que la pandemia hizo más evidente”. En el ámbito de los alcances, “podemos decir que tenemos un sistema educativo en continuo crecimiento, diverso, complejo y, también, muy desigual”.

Laicismo, obligatoriedad, gratuidad

Al momento del nacimiento de México, la escolaridad era casi igual a cero; es decir, éramos básicamente un país de analfabetas. Salimos de un periodo donde la instrucción había estado a cargo de las órdenes religiosas, como una manera de integración social y cultural a la corona española, y a la religión católica.

Ya como país independiente, cada grupo y proyecto político, según sus orientaciones ideológicas o culturales, expresó su visión sobre lo que debía ser la educación, y fue marcando cambios en diferentes dimensiones.

En 1843, cuando la población del territorio mexicano era de siete y medio millones de habitantes, el ministro de Justicia e Instrucción Pública, Manuel Baranda, calculaba que había mil 310 escuelas a las que asistían 59 mil 744 alumnos. En ese momento, 0.9%, “ni siquiera el 1% de la población” asistía a los centros educativos.

De acuerdo con las cifras del ciclo escolar 2019-2020, el sistema educativo congrega a 36 millones 518 mil 712 estudiantes, dos millones 74 mil 171 docentes y 262 mil 805 escuelas. La educación básica reúne a 25 millones 250 mil estudiantes, la media superior a más de cinco millones y la superior a poco más de cuatro millones de estudiantes.

Otro cambio relevante fue que, en el periodo decimonónico, la mayoría de las escuelas eran privadas; las públicas fueron creciendo muy poco a poco conforme avanzó el siglo. Hoy, el 85.5% del sistema educativo tiene sostenimiento público y 14.5% privado.

La diversidad de contenidos generados por el acelerado avance de la ciencia y la tecnología en el último siglo es impresionante; pero también se incorporan a la formación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes otros aspectos.  Por ejemplo, hoy que se requiere erradicar cualquier tipo de violencia contra las mujeres, la perspectiva de género se constituye en un contenido transversal.

Los retos del cambio climático, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la ciudadanía democrática son orientaciones que también deben estar en los programas de cualquier disciplina y formación profesional.

En función de las condiciones de México y del mundo, los planes de estudio se modifican; la pandemia actual ha evidenciado que más allá de una sumatoria de conocimientos enciclopédicos o “competencias” individuales asociadas al mercado, se requiere que la currícula de todo el Sistema Educativo Nacional sea revisada a profundidad y en cada contexto sociocultural y económico. En ese sentido se deben replantear la organización y los contenidos de lo que se enseña en el país.