EL MUNDO SIGUE EN LA BÚSQUEDA DE “HAMBRE CERO”

EL MUNDO SIGUE EN LA BÚSQUEDA DE “HAMBRE CERO”

14 octubre, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: Internet. El 16 de octubre Día Mundial de la Alimentación.

Fuente: UNAM

México enfrenta doble reto: reducir los altos índices de obesidad y combatir la desnutrición. De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas, uno de cada 20 menores de cinco años y uno de cada tres, de seis a 19 años, padecen sobrepeso u obesidad, indicador en el cual nuestro país destaca a nivel mundial. Los académicos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Agustín Rojas Martínez y Uberto Salgado Nieto, agregaron que en el país la desnutrición, afecta a uno de cada ocho menores de cinco años.

No obstante, transcurridos 70 años, subsiste el problema del hambre de manera persistente a nivel mundial, hay cerca de mil millones que padecen hambre crónica; en siete décadas no hemos logrado la “situación de hambre cero”, que siempre se ha buscado. En el IIEc han estimado que del total de la producción nacional alimentaria 2018-2019, 60% de la oferta interna correspondió a productos procesados, como ensaladas de bolsa, verduras o mariscos ultracongelados, legumbres en conserva, conservas de pescado, entre otros; o ultraprocesados, entre ellos la mayor parte snacks, bollería industrial, galletas, embutidos, sopas instantáneas, refrescos, etcétera; la población urbana es la que más los consume.

En el ámbito global, cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, indican que aproximadamente 672 millones de adultos y 124 millones de menores son obesos; mientras que 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso. El estudio de la FAO demuestra que en los últimos años la comida rápida desplazó en gran medida a los alimentos preparados en el hogar, y también sustituyó ingredientes importantes -como frutas y verduras-, por harinas, azúcares, grasas y sal.

En ocasión del Día Mundial de la Alimentación –que se celebra el 16 de octubre–, los expertos comentan que la articulación del sistema agroalimentario debe dotar de suficientes alimentos y también de calidad en términos de sus nutrientes. México importa una cantidad importante de maíz, prácticamente la mitad del grano, eso se debe a que las grandes cadenas de distribución orientan su producción hacia productos como las bayas y el aguacate, que no necesariamente tiene que ver con la dieta base de la población mexicana, cuyo grano esencial es el maíz.

Los sistemas agroalimentarios tienen que ver históricamente con la posibilidad de contar con mayor reserva de alimentos en términos de cantidad y variedad. Sin embargo, hasta la primera mitad del siglo XX se consagró la alimentación como un derecho fundamental en México; es decir, que todas las personas deberían tener acceso a ella. En el país, de la superficie agrícola que se utiliza para producir alimentos, solo 29% cuenta con sistema de riego, lo cual significa que la mayor parte es de temporal. “Entonces son los pequeños productores quienes realizan una inversión bajo un riesgo bastante alto, pues no existe garantías de que puedan obtener un rendimiento favorable, debido a factores medioambientales y climáticos”.

Desperdicio de alimentos

En la Ciudad de México se pierden 561 toneladas diarias de alimentos –70% comestible–, las cuales se distribuyen en la Central de Abasto, además del que se genera en las grandes cadenas comerciales, tianguis y mercados. A causa de ello se implementaron los jardines urbanos como una medida de producir y consumir alimentos locales, y de esta manera reducir la merma; es un proyecto retomado en ciudades como Nueva York, donde se establecieron en zonas marginales, a fin de producir alimentos para la población más vulnerable. En la Ciudad de México, desde hace una década, se establecieron algunos en Tlatelolco, así como en las colonias Doctores, Roma y Coyoacán, entre otras.

COVID-19 y dieta globalizadora

La pandemia nos permitió observar claramente las consecuencias de esta dieta globalizadora que llevamos, con consumo hipercalórico, y que las grandes cadenas de distribución la definen. La COVID-19 vino a “desnudar un poco” esa deficiencia en la dieta de la población mundial. “Creo que hubiésemos visto un panorama muy distinto si hubiéramos contado con un plan de alimentación más nutritivo, y no tan orientado hacia el consumo de todos estos productos ultra procesados de gran contenido calórico.