EL PRESIDENTE DE MÉXICO NO TIENE DERECHO A FALLAR SIN RECTIFICAR

EL PRESIDENTE DE MÉXICO NO TIENE DERECHO A FALLAR SIN RECTIFICAR

21 febrero, 2019 0 Por Rene Davila
Ese es el compromiso que tengo con el pueblo.

Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo.

Andrés Manuel López Obrador debe dar marcha atrás cuando ha equivocado el rumbo.

Fuente: Ibero

El presidente requiere conocer de primera mano lo que la gente necesita, sus demandas principales, la forma en la que los diferentes funcionarios de su gobierno están o no cumpliendo con los proyectos presidenciales. Aquí la importancia de las giras de fin de semana, mismas que le permiten al primer mandatario estar en contacto directo con la gente y sus necesidades y, de manera destacada, de las llamadas ‘conferencias mañaneras’, a través de las cuales rinde cuentas, paso a paso, de lo que se está haciendo para hacer realidad la promesa de no fallar.

Sin embargo, surge la necesidad de reflexionar en torno a la posibilidad real de ‘no fallar’ por más que se tenga la firme convicción de no hacerlo. Para que algo así ocurriera tendrían que cumplirse una serie de condiciones, mismas que tal vez el presidente no está considerando. Por un lado, que todo lo planeado por él sea viable y benéfico; que los miembros de su gabinete no se equivoquen nunca; que las personas encargadas de ejecutar dichos planes lo hagan siempre con total acierto; que las medidas tomadas no lesionen los intereses de algún sector del pueblo al que se pretende servir; que los factores internos y externos que podrían significar un obstáculo no lo sean o sean fáciles de flanquear; que los grupos de interés que se verán perjudicados por los cambios propuestos no saboteen lo hecho o por hacer, etcétera.

Cabe la posibilidad, por supuesto, de que el presidente si considere lo arriba mencionado y de esta manera incluya, en su intención de no fallar, la posibilidad de rectificar en todos aquellos casos en los que se cometa o esté en camino de cometerse un error, se equivoque una política pública en función de un mal diagnóstico o debido a no haber considerado las consecuencias de una decisión poco afortunada o mejores soluciones alternativas. Rectificar supone también que López Obrador sea capaz de considerar los argumentos o las protestas de los sectores afectados por algún cambio de política pública. Es el caso de las estancias infantiles cuyos subsidios se pretende entregar directamente a las familias para que ellas decidan si continúan llevando a sus hijos e hijas a las mismas estancias o a otras, o si prefieren dar ese dinero a algún familiar para que se haga cargo de los menores.

La necesidad de que, desde la Presidencia de la República y la Secretaría del Bienestar, se revisé una medida regresiva que viola derechos infantiles y de las mujeres. Es necesario anotar que el presidente de la República es la cabeza de un proyecto, que no sólo es suyo, como no lo es tampoco la utopía que lo alimenta.

Es una utopía compartida por millones de personas que tenemos la obligación de velar porque no se pierda el rumbo, porque se corrijan los errores, por recordarle a Andrés Manuel López Obrador, que gobernar es un proceso de ensayo y error que requiere de la sensibilidad y la humildad suficientes para reconocer errores y enmendar el camino.

No se votó por un iluminado ni por un hombre infalible, se votó por la cabeza de un proyecto compartido, se votó por un jefe de Estado con visión de estadista, por alguien capaz de entender el funcionamiento del sistema en su conjunto y con la capacidad y la voluntad para transformar, todo aquello que ha llevado al país al punto crítico en que se encuentra. Se eligió a un ser humano que tiene la obligación de escuchar al pueblo al que dice servir y dar marcha atrás cuando ha equivocado el rumbo. Sólo así, el actual presidente podrá cumplir su promesa de no ‘fallarle al pueblo’, cuando entienda que no todo lo que propone o hace es lo más adecuado, señaló ayer Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (Ibero).