ENFRENTAN LAS MÚSICAS TRADICIONALES DE MÉXICO, PLAGIO Y EXPLOTACIÓN

ENFRENTAN LAS MÚSICAS TRADICIONALES DE MÉXICO, PLAGIO Y EXPLOTACIÓN

19 julio, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. La apropiación por parte de terceros es un problema serio.

Fuente: UNAM

México es una potencia cultural. Muestra de ello es su impresionante diversidad musical –donde se incluyen sones, corridos o huapangos– la cual, sin embargo, se ha visto soslayada, denigrada y discriminada frente a otro tipo de músicas. Además, ha sido folclorizada, y su sentido y significado se ha caricaturizado, reduciéndola a simple espectáculo; además, en las políticas culturales, la música de las comunidades indígenas o afrodescendientes siempre queda al final, afirmó Georgina Flores Mercado, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

“Tenemos publicaciones desde la antropología o la etnomusicología, pero este aspecto se ha abordado muy poco”. Casos como la pirekua (canto tradicional del pueblo p’urhépecha) y el mariachi –inscritos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, en 2010 y 2011, respectivamente–, hacen pensar a las músicas tradicionales bajo la óptica del patrimonio, mirada que exige una delimitación de marcos legales, políticos y sociales, que deberían impactar positivamente en lo que se hace a nivel institucional, y lo que sucede en las comunidades.

El proyecto Músicas tradicionales como patrimonio cultural de México, busca analizar, reflexionar y proponer iniciativas en torno a ellas, para su recreación y vinculación con la construcción de identidades culturales, especialmente, de pueblos indígenas y afrodescendientes. Asimismo, analizar los procesos de valoración y recreación dancístico-musicales a nivel comunitario, y los problemas socioculturales, que afectan dichas tradiciones.

La autora de “Un futuro posible para la pirekua. Políticas patrimoniales, música tradicional e identidad p’urhépecha” (editado por el IIS y la Escuela Nacional de Estudios Superiores Morelia, 2020), señaló que a una política cultural y leyes de patrimonio generales, donde no se establecen medidas específicas para la música, se suman problemas graves, como el plagio y la explotación de esas prácticas culturales por parte de agentes –instituciones y empresarios– que no consultan, ni toman en cuenta a los compositores, además de que tergiversan sus significados.

En nuestro país hacen falta registros de todas las músicas tradicionales, y de los músicos y otros actores que participan en la tradición, que permitan tenerlas identificadas, si no por entidades, por lo menos por regiones, y conocer las condiciones en que se encuentran, porque hay casos donde ya sólo unas pocas personas mayores las interpretan..

En el ámbito educativo también “estamos en pañales”. Los músicos p’urhépechas ni siquiera son aceptados en las escuelas primarias para llevar su arte a los niños. “Aterrizar las políticas culturales ha sido complicado; no hay voluntad política para hacerlo, porque realmente no sería difícil emprender ese tipo de acciones”.

Los niños deben tener contacto directo con las personas que hacen la música, para que les expliquen el sentido que tiene en su comunidad y qué papel juega en el ritual de la fiesta patronal, de una boda o un bautizo, y no a manera de espectáculo, como lamentablemente ha sido. La música de mariachi se escucha en todo el mundo y se la ha asociado, incluso, con la industria tequilera, pero en las comunidades de Jalisco no se aporta nada para que los niños tengan instrumentos y reciban educación musical.

Además, hay variantes de las músicas; el mariachi de Jalisco o de Nayarit no es igual. Hay matices, pero la mayoría de la gente consume un solo estilo y así se propicia la homogenización musical. Se requiere educación musical en las comunidades: que quienes saben, transmitan dignamente sus conocimientos a las siguientes generaciones. También, construir puentes para que los participantes de las creaciones, músicos y fabricantes de instrumentos, establezcan un diálogo con las instituciones, y que los proyectos tomen en cuenta las necesidades y acciones ya emprendidas.