FATIGA CRÓNICA PUEDE CONFUNDIRSE CON DEPRESIÓN, ANSIEDAD Y ANGUSTIA

FATIGA CRÓNICA PUEDE CONFUNDIRSE CON DEPRESIÓN, ANSIEDAD Y ANGUSTIA

23 febrero, 2020 0 Por Rene Davila

La mayoría de los médicos tiene dificultad para diagnosticarlo.

Fuente: UNAM

La fatiga física y mental; dolor de cabeza, articulaciones, músculos y garganta; ganglios linfáticos inflamados y sensibles al tacto; pérdida de concentración y sueño no refrescante ni reparador, son síntomas del síndrome de fatiga crónica (SFC), afirmó Óscar Prospero García, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM. Este extraño padecimiento, también denominado encefalomielitis miálgica, es en extremo incapacitante y puede confundirse con las afecciones del siglo: depresión, ansiedad y angustia.

Se estima que en Latinoamérica entre 2 y 3% de la población de más de 40 años sufre SFC; en EU la cifra es de entre dos y tres millones. Es más frecuente en mujeres, con una proporción de dos por cada hombre; aparece alrededor de los 40 años, pero los adolescentes no están exentos, y en muchos pacientes se presenta como una comorbilidad, es decir, va acompañado por una o más enfermedades.

“Con frecuencia los pacientes con SFC son ansiosos y aprensivos, por lo que es probable que padezcan también depresión”. Si se sospecha tener la enfermedad, es importante acudir al médico, porque si se hace un diagnóstico incompleto o equivocado, los médicos no podrán tratarla y sus efectos se prolongarán indefinidamente.

Quien sufre SFC se siente agotado, como si viviera en una nube, y prácticamente no sale de casa. Aunque es muy incapacitante, no está catalogado como un padecimiento en las leyes laborales, en principio porque la mayoría de los médicos familiares tiene dificultades para diagnosticarlo. Por otro lado, cuando el médico le dice al enfermo que no tiene nada, le baja la autoestima y en consecuencia el cuadro clínico se agudiza.

El investigador del Departamento de Fisiología indicó que el SFC puede confundirse con artritis reumatoide, pues los afectados se quejan de dolor articular; con alguna infección que ocasione molestia en los músculos; o con cáncer, pues uno de sus síntomas es la inflamación de los ganglios linfáticos. Por lo regular, con el síndrome se inflaman los ganglios linfáticos cervicales, del tórax hacia arriba, por lo que hay dolor de garganta, como si hubiera una infección. También pueden presentarse síntomas parecidos a los de un mal cardiaco, como dolor en el pecho. “Si es la parte media del pecho, no se trata de un infarto, pero si es la región precordial (encima del corazón) y el dolor se recorre al brazo izquierdo, debe atenderse como un potencial infarto”.

De igual manera, debe descartarse el trastorno del sueño, una alteración neurológica que pudiera causar daño o fatiga; y trastorno motor, como el mal de Parkinson. Es probable que un componente genético esté involucrado, pero no se ha investigado a fondo, porque es prácticamente imposible crear modelos animales para estudiar la enfermedad.

Cuando el síndrome de fatiga crónica es diagnosticado de manera correcta, el tratamiento es relativamente sencillo. Debe incluir terapia cognitivo-conductual, pues con ella se ayuda a la persona a percatarse cómo está viviendo su padecimiento; “pueden cambiarse los pensamientos de pacientes ansiosos, deprimidos o con otro trastorno psiquiátrico”. También es recomendable un poco de ejercicio. Aunque se sufre fatiga y dolor muscular y articular, es importante alentarlos a caminar, pues junto con la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio leve es determinante en su mejoría. “Si refieren una comorbilidad con depresión, pueden recibir tratamiento farmacológico”.