FOMENTO A REDES COMUNITARIAS CAMPESINAS PARA PRESERVAR SEMILLAS
26 diciembre, 2025Foto: UNAM. Elemento político de los procesos de construir vidas dignas y autónomas.
Fuente: UNAM
Conformar y preservar redes de colaboración entre comunidades campesinas que intercambien semillas de maíz, frijol, calabaza y otros cultivos, es fundamental para garantizar la sostenibilidad frente a fenómenos como el cambio climático y la actividad en el campo, coincidieron investigadoras de la UNAM durante el Coloquio de Agroecología, Cambio Climático y Educación Ambiental.
En la segunda sesión de esta actividad académica, Karol Hernández Rodríguez, del Programa Universitario de Bioética, comentó que durante su labor con grupos indígenas en Chiapas, encontró que los granos encarnan significados y valores culturales, materiales, espirituales y políticos de gran importancia para los pobladores.
La coordinadora del área de Bioética Ambiental de dicha instancia universitaria detalló que esto se debe a que son parte de mitos fundacionales, alimento de subsistencia dan continuidad histórica, y mediante las redes de colaboración su uso establece compromisos morales intergeneracionales, además de ser un elemento político de los procesos de construir vidas dignas y autónomas.
Actualmente las poblaciones perciben riesgos en su forma de trabajo debido a los organismos genéticamente modificados, derechos de propiedad intelectual, poder corporativo o cambio climático, por lo que tratan de fortalecer sus redes de trabajo para preservar su autonomía.
Los modelos
En el encuentro, realizado en formato a distancia, las profesoras de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Rosa María Larroa Torres y Laura Rodas Sánchez, compartieron que realizan un análisis del programa Altépetl Bienestar en Milpa Alta, como una alternativa desde la política pública.
Explicaron que pertenece a una nueva corriente de acciones rurales latinoamericanas, las cuales pretenden reconstruir el vínculo entre el desarrollo y la sustentabilidad ecológica que revalora al campesinado como un actor estratégico, y que su trabajo en la ciudad está relacionado directamente con la sostenibilidad de esta.
Rodas Sánchez señaló: Consideramos que el éxito dependerá, sobre todo, del fortalecimiento de sistemas campesinos autónomos que sostengan los procesos de labor más allá del subsidio estatal y en gran medida, de la continuidad política y presupuestal; de la coordinación interinstitucional de la Secretaría del Medio Ambiente con alcaldías, universidades y otros agentes.
Sin embargo, existen limitaciones y desafíos a resolver, por ejemplo, que numerosos productores continúan dependiendo de aportaciones de gobierno, lo que dificulta la consolidación de formas autónomas de organización económica.
En la reunión -moderada por Irama Núñez Tancredi, profesora de la Facultad de Ciencias- añadió que pese a ello se trata de una estrategia gubernamental, que puede redefinir la política pública rural a partir de una lógica de arraigo territorial y justicia socioambiental, contribuyendo a sostener formas de vida campesina en el corazón de la metrópoli.
Ayari Genevieve Pasquier Merino, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, comentó que en su investigación sobre la producción de semillas libres y agroecología -realizada en Xochimilco-, ha encontrado que hay disminución en el flujo de las existentes, incluso en espacios de resistencia y resguardo, por lo que las variedades tienden a ser definidas por la demanda del mercado.
Ello, a pesar de que hay un importante impulso institucional y de organismos de la sociedad civil por transformar las prácticas de manejo, recuperar territorios –frente al turismo o la inseguridad–, y en diversos casos la preservación de las semillas está quedando fuera, pues la producción agroecológica parece ahora optar por comprar plántulas y dejarlas crecer.
Frente a este escenario, la doctora en Ciencias Sociales estimó necesario diseñar estrategias de resguardo de granos de diferentes variedades de maíz, frijol y calabaza, pero insistiendo en que no sean coleccionables, sino organizar redes basadas en el intercambio como las que hay en Chiapas y Tlaxcala.
Palestina Llamas Guzmán, doctora en Ciencias de la Sostenibilidad por la UNAM, explicó que las redes de intercambio de semillas comprenden una serie de prácticas, técnicas y conocimientos de las y los agricultores ya sea para adquirir, recambiar, recuperar, experimentar o introducir nuevas variedades.
En el caso de los agricultores de Ixtenco y Huamantla, localidades tlaxcaltecas con las que trabaja actualmente, manifiestan que pierden estos insumos principalmente por heladas y sequías que azotan la zona; de ahí la importancia de mantener las redes de intercambio.
Debido a que en estas participan agricultores, mercaderes, casas de semillas y se favorece el flujo de diferentes variedades de granos, sugirió que los custodios nodales de estos productos pueden ser incluidos en proyectos enfocados en la conservación de la agrobiodiversidad, y recibir apoyo para las ferias de semillas locales que organizan.

