JARDINES DE COLIBRÍES EN LA CIUDAD DE MÉXICO

JARDINES DE COLIBRÍES EN LA CIUDAD DE MÉXICO

15 diciembre, 2019 0 Por Rene Davila
Uno de los grupos más importantes para esta función.

Polinizan más de mil plantas silvestres en el país.

Lugar de conservación donde encuentran alimento y resguardo, y una herramienta para educar.

Fuente: UNAM

En nuestro país existen 58 especies de colibríes, y 20 de ellas pueden ser apreciadas en la Ciudad de México, sobre todo en los jardines artificiales que la UNAM ha instalado en dos de sus entidades, así como en distintas escuelas de esta urbe. María del Coro Arizmendi Arriaga, académica e investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, encargada del proyecto que ha transformado estos espacios, en un lugar de conservación donde los colibríes encuentran alimento y resguardo, además de ser una herramienta para educar.

El proyecto de los jardines para colibríes es una iniciativa conjunta de México, Estados Unidos y Canadá, a través de la Campaña de Protección de Polinizadores de América del Norte (NAPPC), para crear jardines artificiales debido a la destrucción del hábitat natural. El principal problema que enfrentan los colibríes y otros polinizadores, como las abejas, son los insecticidas que se rocían en los cultivos. En la Unión Americana la situación es severa, con la muerte de la mayoría de sus abejas por esta situación, lo que ha causado estragos en la agricultura. “A nosotros nos pasará lo mismo si seguimos esparciendo sustancias tóxicas”.

También conocidos como quindes, tucusitos, chuparrosas, chupamirtos, picaflor o huitzitzilin, son uno de los grupos más importantes de polinizadores en nuestro país. Se estima que polinizan más de mil plantas silvestres. Cuando los jóvenes observan a los colibríes empieza a interesarse, entonces aprovechamos para brindarles información sobre la conservación de esta especie, su función en la naturaleza y sus cuidados. Con el jardín se puede educar.

Tras el éxito del primer jardín, ubicado en la FES Iztacala, Del Coro Arizmendi y colaboradores, en su mayoría estudiantes, instalaron otros más en los institutos de Educación Media Superior (IEMS) Iztapalapa, Iztacalco, Tlalpan y Milpa Alta. “En el de Iztapalapa, rodeado de puentes y camiones, con apenas un edificio, un árbol y un estacionamiento pequeño, logramos crear un jardín en láminas de metal, que inicialmente era móvil y se colocaba debajo de la escalera del edificio. Ahora ya tienen un jardín fijo, con bancas donde los chupamirtos empezaron a anidar”. Mediante este proyecto la escuela atrajo a jóvenes con problemas de autoestima y drogas para conectarlos con el jardín. “Eso los ayudó a desarrollar un sentido de cuidado, afecto y aprendizaje”.

Jardín propio

Crear un jardín para colibríes sólo requiere de una maceta; si se busca algo más sofisticado para atraer a estas simpáticas aves, recomienda plantas como lavanda, salvias rojas y largas, aretillos fucsia, crasuláceas y agaves echeverias, a diferentes alturas, además de colocar un recipiente con agua, con 10 centímetros de profundidad para que puedan bañarse. “Anidan en el lugar de donde obtienen todos sus recursos, por eso es importante tener al menos un árbol cerca”.

Si se vive cerca de zonas naturales es importante no usar bebederos de néctar, porque podrían modificar su forma biológica de conseguirlo y distraerlos de su labor en la naturaleza, que es polinizar. Si el entorno es gris, con poca vegetación, el bebedero es una buena opción, pues equivale al néctar de dos mil 500 flores. Un bebedero de vidrio, donde se cambie el néctar (agua con azúcar) cada tercer día, se lave y desinfecte, ayudará a alargar la vida de estas aves, que alcanzan hasta los 10 años. Las dos especies de picaflores que se observan con mayor frecuencia en los jardines son Amazilia beryllina Cynanthus latirostris.