JOKER, ANÁLISIS SOCIOLÓGICO, ECONÓMICO Y FILOSÓFICO

JOKER, ANÁLISIS SOCIOLÓGICO, ECONÓMICO Y FILOSÓFICO

15 octubre, 2019 0 Por Rene Davila
La sociedad distópica, retratada en películas de Batman y Joker, es hoy una realidad.

A la perfección la psicosis de un hombre producto de una sociedad enferma.

La distopía posible a partir de la película protagonizada por Joaquin Phoenix.

Fuente: Ibero

El cine, crean la realidad o sólo la reproducen. Debate estéril si se piensa que toda expresión cultural es hija de su tiempo, y que sus referentes principales se relacionan directamente con el contexto en que nacen. La película Joker (Guasón, en nuestra América), dirigida por Todd Phillips, con guion de Scott Silver y protagonizada por Joaquin Phoenix, no es la excepción. Desde el punto de vista sociológico, económico y filosófico, esta cinta recoge algunos de los debates actuales en torno a la desigualdad económica, la injusta distribución de la riqueza, la disminución de los apoyos estatales y la desintegración del tejido social, y con él la pérdida de una parte importante de la solidaridad humana, por mencionar sólo los puntos más visibles, y las consecuencias que lo anterior conlleva.

En la tercera película de la trilogía, Batman, el caballero de la noche asciende, el villano, Bane (Tom Hardy) pronuncia, frente a la cárcel de Blackgate y una multitud de villanos, un discurso que bien podría ponerse en la boca de un luchador social, guerrillero o político actual. Bane dice: “Le vamos a quitar Ciudad Gótica a los corruptos, a los ricos, a los opresores de generaciones que los han mantenido sometidos con promesas de oportunidades y se los devolveremos a ustedes, el pueblo. Gótica es suya, nadie va a interferir, hagan lo que les plazca. Pero comiencen tomando Blackgate y liberando a los oprimidos. Que los que quieran servir se acerquen. Un ejército está por nacer. Los poderosos van a caer de sus nidos decadentes y serán traídos a este mundo helado que conocemos y soportamos. Llevaremos a cabo juicios y el botín será repartido. La sangre va a correr. La policía va a sobrevivir cuando aprendan a servir a la justicia verdadera. Esta gran ciudad lo va a resistir. Gótica va a sobrevivir”.

Aquí es cuando la distopía​ o antiutopía hace su aparición y la semejanza con la realidad social del capitalismo, en su etapa neoliberal degradada se vuelve innegable. En el discurso del villano se dibujan los elementos de una supuesta sociedad ficticia, indeseable en sí misma, aquella en la que la sociedad ha sido dividida en ganadores (la gente VIPVery Important Person) y perdedores (losers) por un modelo económico-político-social que ha generado una gran riqueza al costo del bienestar del 99% de la población en el mundo.

La trama, sin embargo, evidencia, paso a paso, los hechos que llevaron a Joker a convertirse en un antisocial, en un asesino. Y muestra cómo, con el ejemplo de un solo individuo, se puede exacerbar el antagonismo de clases, diría un marxista, o la diferencia entre ganadores y perdedores, diríamos hoy. Tanto Joker y Bane son villanos cuya carrera delictiva se forjó al calor de una sociedad y un Estado que han descuidado el bienestar de las mayorías, generando todo tipo de efectos secundarios como el crimen, la guerrilla, la protesta social, pacífica o violenta.

Escenifican, asimismo, el individualismo, como valor supremo de la ideología capitalista en su máxima expresión, al punto de dejar al individuo solo, sin asideros, sin apoyo de sus grupos primarios como la familia y los amigos y sin la protección de un jefe o empresa y del Estado mismo.

Pero resulta que a veces con el político, la democracia y el gobierno no alcanza para revertir el daño hecho a las formas de vida de una población necesitada de superhéroes, y surge entonces la justicia por propia mano. Ejecutada por masas que linchan a supuestos ladrones, violadores o secuestradores o sujetos solitarios que se convierten en justicieros como Batman (como en Naucalpan, Estado de México, donde un justiciero anónimo mató a dos asaltantes).

Es entonces que la sociedad distópica, retratada en dos películas de la trilogía de Batman y en Joker, es hoy una realidad en proceso de agudización de los conflictos entre una clase social y otra, la de los ganadores y la de los perdedores, aquellos empujados, como diría el Guasón, a ser villanos y a buscar justicia por propia mano, violando todas las reglas de una convivencia pacífica y ‘ajustando cuentas’, sin mediar freno alguno, a miembros de la clase alta, lo merezcan o no, considera Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México.