PRODUCCIÓN DE PROTEÍNA ANIMAL DEBE GARANTIZAR SALUD DEL GANADO Y EL AMBIENTE

PRODUCCIÓN DE PROTEÍNA ANIMAL DEBE GARANTIZAR SALUD DEL GANADO Y EL AMBIENTE

20 octubre, 2020 0 Por Rene Davila

Foto: Internet. Muchos pecuaristas siguen usando sistemas medievales.

Fuente: Cinvestav

Es difícil alimentar a 7 mil millones de personas, porque no hay un sistema agropecuario ecológicamente sostenible para satisfacer esa demanda. Las costumbres actuales de alimentación se encuentran en contraposición con la salud del planeta; las fábricas de carne industrializadas y centralizadas, provocan la desaparición de enormes extensiones de pastos naturales en todo el Continente Americano, para la producción de maíz y soya para alimentar al ganado.

Almira Hoogesteyn Reul, responsable del Laboratorio de Salud Ambiental del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Mérida, considera que un elemento de suma importancia en los animales de producción para consumo, es su salud, al enumerar todos los aspectos de la cadena productiva: alimentación estabulada industrial, uso de hormonas, antibióticos y hacinamiento, ocurre un desorden que empieza a cobrar factura a la salud de la sociedad y el medio ambiente.

“La ciencia veterinaria tienen la responsabilidad conseguir una producción de carne, leche o huevo de calidad, el problema para lograrlo son los mega esquemas de producción; el afán de ganancia rápida en ciclos cortos tiene repercusiones enormes en la forma de alimentarnos. A la pregunta de cómo mejorar estos sistemas no hay una respuesta perfecta, lo importante es saber qué se considera carne de calidad y conocer su impacto el medio ambiente”.

Los rumiantes tienen un estómago con cuatro compartimientos y uno de ellos (remen) contiene enormes cantidades de microorganismos que digieren la materia vegetal (celulosa), originando ácidos grasos volátiles para producir carne y leche (a su vez, el amoníaco producido por la fermentación produce más microbios ruminales).

El sistema agroindustrial de feedlot (engorda de ganado en corral) se apoya en la energía concentrada en granos de cereales (maíz, soya y hasta trigo o avena) que puede llegar al 90% de la ración seca administrada, con lo cual se desperdicia una característica importante de los rumiantes: ingieren un elemento de bajo valor biológico (pasto) para generar uno de alto valor biológico (carne, leche y cuero, entre otros); el problema se agrava cuando para producir este tipo de forraje a escala macro, se deben deforestar miles  hectáreas de bosque y contaminar el agua, en un ciclo de producción viciado.

“Nuevos análisis demuestran que la carne y leche proveen el 18% de las calorías y el 37 de las proteínas que ingerimos, pero utiliza un 83% de tierras agrícolas y produce un 60% de los gases con efecto de invernadero; hoy en día la principal causa de impacto ambiental y cambio de paisaje en el planeta, es la agricultura y la pecuaria, es decir, la forma de producir alimentos, entonces debería haber un cambio de paradigma enorme”.

En Latinoamérica y en México existen uniones ganaderas con excelente gerencia productiva y ambiental, pero aún hay muchos pecuaristas que siguen usando los sistemas productivos medievales, heredados de los españoles, donde el ganado se ve como “caja de ahorro” suelta al monte, y se recoge cuando haga falta apoyar la economía del hogar; esta estructura rentista dificulta la mejora de la producción pecuaria en todas sus escalas.

La carne de primera calidad debe estar libre de hormonas, antibióticos o de enfermedades transmisibles a los humanos (zoonosis), como la encefalopatía espongiforme (llamada “vaca loca”), y desarrollarse en sistemas productivos humanizados, sin violar la biología intrínseca de la especie en cuestión.

La carne producida en sistemas silvo-agro-pastoriles tiene el complemento económico de poder certificarse como carne “orgánica” de exportación (en países libres de aftosa), muy cotizada en los mercados europeos y asiáticos; el lema sería: menos, pero de mejor calidad.