SUPERAN BARRERAS Y CAMINOS PARA TRASLADAR MURAL DE DIEGO RIVERA

SUPERAN BARRERAS Y CAMINOS PARA TRASLADAR MURAL DE DIEGO RIVERA

28 agosto, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Unidad panamericana pesa 30 toneladas y mide 22.5 metros y 6.7 de alto.

Fuente: UNAM

Cuando se pensó que era prácticamente imposible trasladar el último fresco pintado por Diego Rivera en Estados Unidos, Unidad panamericana, del vestíbulo del City College de San Francisco al Museo de Arte Moderno de esa ciudad, expertos de la UNAM aportaron sus conocimientos y experiencia para desarmar, transportar y rearmar la obra. 

En principio se develaría en 1940 en la Exposición Internacional del Golden Gate, pero no se concluyó a tiempo y terminó en el City College, donde pese a ser uno de los murales más delgados del mundo se le empotró en una pared de concreto de 1.30 metros de espesor, con la esperanza de que permaneciera ahí por siempre. Por ello, cuando el Museo de Arte Moderno de esa ciudad (SFMoMA) lo pidió prestado “para develarlo al fin, 80 años después”, consideraron que retirar una obra de yeso fijada con pernos y luego transportarla a 13 millas (21 km) de ahí, era imposible.

Alejandro Ramírez Reivich, del Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica (CDMIT) de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, de inmediato aseguró: “Sí se puede”. El problema era que la obra es tan delgada y frágil que removerla era casi como despegar cascarón de huevo de un enorme bloque de hormigón. Y la tarea implicaba mucho más: luego habríamos de moverla, cargarla, desplazarla, subirla a un camión y volverla a armar, y todo ello en medio de una pandemia”.

Hoy el mural puede apreciarse de forma gratuita en el MoMA San Francisco —incluso sin entrar, pues fue montado en una galería con paredes de vidrio visibles para los peatones de la transitada Howard Street—, aunque lograrlo, recuerda María del Pilar Corona, docente de la FI, implicó trabajar tres años e incluso crear réplicas exactas (a escala 1:1) de los paneles de acero y yeso que conforman el fresco de Rivera.

“Enfrentamos muchos retos, tanto por el tamaño de la obra (22.5 metros de largo por 6.7 de alto) como por el peso (30 toneladas), pero sobre todo por la falta de datos; no había planos de la estructura ni de sus características. Eso nos obligó a empezar de cero, a ensayar estrategias en los laboratorios de la Facultad de Ingeniería y a basarnos en fotografías, videos, observaciones y en la imaginación de nuestros alumnos. Fue así como llenamos las lagunas”.

Los universitarios le dedicaron más de mil días (con sus respectivas noches) a la iniciativa, la cual inició en abril de 2018 y concluyó el 29 de junio pasado. “Fuimos 60 los convocados y al final quedamos un puñado porque la labor no era fácil”.