UNA DINASTÍA AZUL

UNA DINASTÍA AZUL

26 marzo, 2019 0 Por Rene Davila
Las empresas sí existieron y funcionaron durante más de tres lustros.

Negaron la existencia de las empresas en las islas del Caribe.

Las operaciones de las empresas se realizaron a espaldas de los dueños del dinero.

Por Thelma Gómez de MCCI
La Cruz Azul, pionera del cooperativismo en México, sólo ha tenido cuatro directores generales durante sus 86 años de existencia. El primero fue Arcadio Hernández Falcón, él junto con los otros 191 socios fundadores lograron darle vida a la Cooperativa Cruz Azul. De ellos ya muy pocos viven, pero su historia quedó registrada en algunos libros sobre el corporativismo en México.
Los testimonios sobre los primeros años de la cooperativa narran que durante varios meses los socios fundadores sólo cobraban una pequeña parte del sueldo, para así reunir el dinero necesario para comprar la fábrica de cemento, después de que el gobierno expropió a la empresa inglesa que se negó a respetar el contrato colectivo de trabajo.
La dirección de Hernández Falcón terminó en 1953, cuando ocupó su lugar Guillermo Álvarez Macías, socio que encabezó un movimiento para remover a Hernández, al acusarlo de malos manejos financieros. En ese año comenzó la historia de la dinastía Álvarez al frente de Cruz Azul.
Álvarez Macías, entre otras cosas, fue quien llevó a la cooperativa al mundo del futbol profesional en 1964, al crear el Club Deportivo Social y Cultural Cruz Azul. Él estuvo al frente de la dirección general de la Cooperativa durante 23 años, hasta que murió en 1976. Dos años después los socios eligieron a Joel Luis Becerril Benítez como su director general. Hasta ahora, es el único que ha durado sólo diez años en ese puesto.
Es en 1988 cuando los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas se posicionan al frente de la cooperativa. Antes, durante la dirección de Becerril, ya habían ocupado cargos directivos. Guillermo había sido director financiero y presidente del Consejo de Administración.
Durante años, los hermanos Álvarez Cuevas, junto con otros directivos de la cooperativa, enviaron millones de pesos a empresas creadas en Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas, territorios que se caracterizan por sus ventajas fiscales, por los pocos requisitos que solicitan para registrar una empresa y porque ofrecen máxima confidencialidad, ya que los nombres de los accionistas y directores no se incluyen en ningún registro público.
Las operaciones de estas empresas se realizaron a espaldas de los dueños del dinero: los cooperativistas de Cruz Azul. Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) corroboró con, por lo menos, diez cooperativistas que cuando ellos pidieron cuentas sobre esos recursos, los directivos negaron la existencia de las empresas en las islas del Caribe. MCCI cuenta con documentos que demuestran que esas empresas sí existieron y que funcionaron durante más de tres lustros.