
LA LENGUA MATERNA ACOMPAÑA AL SER HUMANO EN EL EXILIO
2 marzo, 2022Foto: Internet. Tiene vida y destino propios, se acomoda a lo que el hablante necesita.
Fuente: UNAM
México, como país de acogida de diversas emigraciones, ha sido y es sede de una gran diversificación de lenguas. Las originarias existen por decenas, entre ellas el maya, náhuatl, mixteco, zapoteco, totonaco, chol o mazateco; las hablan más de siete millones de personas, señaló la poeta y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Angelina Muñiz-Huberman.
Con la Conquista se impuso el castellano. A la manera de los romanos y de la obligación del latín en los países europeos que conquistaron y dieron origen a las lenguas romances, el proceso de la influencia de unas lenguas sobre otras es imparable.En nuestro país existe el proceso a la inversa, de la influencia de las originarias sobre la impuesta, por ejemplo, los mexicanismos como chocolate, aguacate, tlapalería, chapulín o chamaco.
Durante la 6ª Jornada de Charlas y Conferencias por el Día Internacional de la Lengua Materna, organizada por la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad León, expuso:La lengua es tan poderosa que puede ser amada o tratarla sin el debido respeto; acompaña en el exilio, borra la soledad, establece la hermandad y es consuelo, es fuerza que, para los dictadores, puede ser una amenaza, y niega su habla a los pueblos derrotados.
La también ganadora de los premios Xavier Villaurrutia (1985), Internacional de Novela Sor Juana Inés de la Cruz (1993), Universidad Nacional en Creación Artística y Extensión de la Cultura (2003) y Nacional de Artes y Literatura (2018), refirió que, el ser humano se ha caracterizado por la necesidad de moverse de su territorio original; atraviesa fronteras por diversas causas y se instala en nuevos lugares. A donde va, “Lo acompaña y siempre será su consuelo poder usarla para expresar sus más íntimos sentimientos o pensamientos. Lengua y vida serán una y la misma”.
La coordinadora de Difusión Cultural de esta entidad universitaria, Alicia Escobar Latapí, citó al historiador universitario Miguel León-Portilla y dijo: cuando muere una lengua, la humanidad se empobrece. En contraste, al aprender otra se abren ventanas y uno entra en contacto con una nueva cosmogonía, una forma de ver el mundo a través de otros ojos. Aprendamos estas lenguas, conservémoslas, y a través de ese aprendizaje nos aproximemos a recientes visiones. “No pensemos en las lenguas que han muerto, sino en las que todavía están con nosotros y podemos aprender”.
Los investigadores se dividen entre un solo origen y varios; no importa, el caso es que el género humano habla. Y lo hace gracias a la mujer, a la madre del recién nacido, quien ya desde el útero escuchaba el eco de las palabras, y al nacer y estar en sus brazos pudo mirar la boca y oír los sonidos que de ahí escapaban. “Por eso se llama así, lengua materna, y la seguimos celebrando”. Luego viene la aventura de aprender otras.