DOLORES OLMEDO DE MANERA PERMANENTE EN EL ARTE

DOLORES OLMEDO DE MANERA PERMANENTE EN EL ARTE

25 julio, 2022 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Estuvo convencida de la importancia de abrir espacios para la cultura.

Fuente: UNAM

A dos décadas de su fallecimiento, 27 de julio de 2002, Dolores Olmedo debe ser recordada como una mujer exitosa y trabajadora, polémica e inteligente, que supo enfocarse en los negocios y enlazarse con personajes que apoyaran su trayectoria como empresaria y agente cultural. Para fortuna de los mexicanos, se interesó en hacer dinero en el arte y la cultura, por lo que parte de sus ganancias las invirtió en construir una colección importante de arte nacional y en comprar una exhacienda, sede del museo que lleva su nombre.

Fue una coleccionista que cumplió sus objetivos y “eso ha beneficiado a la cultura en este país”, afirma la académica universitaria, Ana Garduño Ortega, del posgrado en Historia del Arte de la UNAM. María de los Dolores Olmedo y Patiño Suárez (Ciudad de México,1908-2002), fue una mujer nacionalista que creía firmemente en la creación de instituciones para que su nombre se perpetuara; “no la conoceríamos si no fuera por haber decidido fundar un importante museo de arte moderno y galerías dedicadas a su colección de arte popular, o si no hubiera decidido coleccionar arte mesoamericano. Ese deseo de trascendencia fue muy favorable para la cultura nacional”.

Fue una importante aliada del grupo de poder que decidía las políticas culturales hegemónicas, y que creía en la ideología que irradiaba la élite burocrática. No sólo estaba convencida de la importancia de abrir espacios para la cultura, sino de mantener las tradiciones y algunas costumbres que se estaban perdiendo en la segunda mitad del siglo XX, como las de los altares de Dolores (los viernes de la Semana Santa) y de muertos.

Supo establecer alianzas estratégicas que la beneficiaron en términos económicos y financieros, y que le permitieron abrir un recinto tan importante como el de la “Hacienda de la Noria”, en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México.

La empresaria estuvo ligada a la clase política que gobernó México durante prácticamente todo el siglo XX; desde las altas esferas del poder enlazó sus negocios con sus intereses personales. “Para la élite era importante tener contacto con intelectuales, artistas, creadores plásticos, pintores y muralistas”. Dolores Olmedo –interesada en el arte popular, del cual forjó “una de las colecciones más ricas e interesantes que tenemos en México”– mantuvo contacto cercano con Diego Rivera, y con su influencia comenzó a coleccionar piezas prehispánicas.

Las obras de creadores nacionales eran pretendidas por residentes de otros países o turistas que querían comprar arte mexicano. “Había una moda por México en el periodo entre guerras; cuando la élite estadounidense no podía viajar a Europa, que estaba en el conflicto armado o devastada, visitaban mucho nuestro país y compraban arte, con o sin conocimiento. Muchos de ellos no sabían lo que se llevaban”.

A lo largo de su vida se dedicó a “palomear” la lista que le había entregado Rivera. Asiste a galerías y subastas en la Unión Americana, y bajo la asesoría del experto Fernando Gamboa, adquiere y trae a México obras de arte que para entonces ya eran muy costosas por el prestigio del movimiento artístico mexicano, “con la idea de hacer un museo, porque que era parte del compromiso moral que había establecido con Diego”.

Hoy, su Museo (que tendrá una extensión en el Parque Urbano Aztlán, en el Bosque de Chapultepec) alberga la mayor colección de obras de Diego Rivera, Frida Kahlo, Angelina Beloff y Pablo O’Higgins, así como piezas de arte prehispánico, popular, incluso novohispano.

“A ejemplo de mi madre, la profesora María Patiño Suárez viuda de Olmedo, quien siempre me dijo ‘todo lo que tengas compártelo con tus semejantes’, dejo esta casa con todas mis colecciones de arte, producto del trabajo de toda mi vida, para disfrute del pueblo de México”.