EVIDENCIA CIENTÍFICA, CLAVE PARA PREVENIR Y DISMINUIR DESASTRES

EVIDENCIA CIENTÍFICA, CLAVE PARA PREVENIR Y DISMINUIR DESASTRES

11 octubre, 2020 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Ante sucesos comunicación directa entre científicos y autoridades.

Fuente: UNAM

La humanidad se encuentra en constante peligro, ya sea por situaciones propias de la naturaleza como sismos, sequías, inundaciones, huracanes; o bien por acontecimientos ocasionados por el propio ser humano de manera voluntaria o no, entre ellos explosiones, incendios, derrames de sustancias tóxicas en mares y ríos. A esto se agrega la actual pandemia.

Con el fin de concienciar a los gobiernos y población de tomar medidas encaminadas a minimizar los riesgos, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 13 de octubre como el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. Para 2020.

El Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), creado el 6 de mayo de 1986, surgió como respuesta del gobierno al desastre desencadenado por los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985. “Si bien la Protección Civil es un componente importante de la Gestión Integral de Riesgos de Desastres (GIRD), el ámbito en el que fue concebido el SINAPROC ha sido rebasado por las necesidades asociadas con la reducción del riesgo de desastre, a través de su manejo integral y transversal”, afirma Irasema Alcántara Ayala, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM.

Es necesario transitar de un sistema reactivo a uno preventivo, en el que la política pública y la práctica vayan de la mano de los aportes de la ciencia, la tecnología y la ingeniería. Las estrategias de GIRD deben impedir la construcción de nuevos riesgos y la amplificación de los existentes, a partir del desarrollo de competencias institucionales que garanticen la configuración de ciudades, comunidades y territorios capaces de repensar el espacio y no construir o reconstruir el riesgo.

Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional, comenta que en los comités científicos asesores, lo que se busca es identificar esas necesidades del país y en los cuales, con base en la ciencia, se pueda incidir y modificar alguna política pública que contribuya a que México esté mejor preparado ante los fenómenos que ponen a sus habitantes en un nivel de vulnerabilidad o de riesgo latente.

“Hace falta tener una comunicación más directa entre científicos y tomadores de decisiones, porque ellos realizan estrategias que deben estar sustentadas en ciencia. Son muchos escalones para llegar a la autoridad, que es la principal interesada en asesorarse para la realización de políticas públicas y que nos impactan a toda la ciudadanía”.

El conocimiento del riesgo que se origina desde la ciencia es muy vertical y normalmente no tiene el efecto deseado por la dificultad de comunicar su contenido científico, quedándose a veces en el cajón de quien bebería utilizarlo”, puntualiza Naxhelli Ruiz Rivera, coordinadora del Seminario Universitario de Riesgos Socioambientales.

Es primordial la articulación entre el conocimiento científico y los escenarios concretos en los que las personas, incluidos servidores públicos, toman sus decisiones cotidianas. Romper la barrera y hacer que la ciencia esté en la vida de las personas y en las decisiones públicas, a través de procesos serios de comunicación de la ciencia; en esa tarea las ciencias sociales y las humanidades son un apoyo fundamental.