MODIFICAN CONCEPCIÓN DE LA MUERTE

MODIFICAN CONCEPCIÓN DE LA MUERTE

15 abril, 2022 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Incrementaron agencias funerarias y cremaciones, porque las velaciones ya no se realizan en casa.

Fuente: UNAM

A diferencia de los antiguos mayas, que tenían a la muerte como parte de la vida, en la actualidad no queremos saber nada del tema y, aún más, pasamos por una crisis de ritualidades en todos los sentidos, afirmó Luis Fernando Núñez Enríquez, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.Los rituales funerarios, están encaminados a que los vivos no la pasen tan mal cuando enfrentan la pérdida de un ser querido, y encuentren en ciertas prácticas y palabras el consuelo para superarla. No obstante, ahora nos estamos quedando sin ritos que ayuden.

Antes, había pocas agencias funerarias y velatorios, que hoy proliferan. “Se han introducido conceptos y prácticas de nuestros vecinos del norte, y una de las principales ha sido sacar a los muertos de nuestras casas”.Si antes la buena muerte era en el hogar, ahora es en el hospital, aunque el moribundo deseé quedarse en su cama. Se ha modificado la concepción de la muerte y la relación que guardamos con ella.También aumentó el número de cremaciones, hecho inconcebible hasta el siglo pasado, porque la Iglesia Católica las prohibía hasta su Concilio de 1962. En los últimos 30 años se incrementó esa forma de tratamiento de los muertos, y está relacionado con el hecho de que en los cementerios de la Ciudad de México ya no hay espacio.

Las cifras crecieron aún más con la pandemia. De acuerdo con datos de la Recopilación de Información de los Cementerios Públicos en las Zonas Metropolitanas del país 2021, del INEGI, en 2019 se incineraron 13 mil 831 cadáveres, mientras que en 2020 fue un total de 29 mil 187, con un aumento de 111 por ciento

Las sepulturas de Palenque

En la antigua ciudad maya de Palenque, una de las zonas arqueológicas más bellas del mundo, se encuentra la sepultura más elaborada de Mesoamérica. “Una de sus glorias es tener una de las cámaras funerarias de la realeza más espectaculares y sarcófagos monolíticos, únicos en toda el área”.

En ese sito se han contabilizado, desde finales del siglo XVIII, alrededor de 250 tumbas pertenecientes a los gobernantes, pero también a la gente común.

“En Palenque y otros sitios, como Piedras Negras (Guatemala), un tiempo después de que ocurrió la muerte biológica, hay ingresos a las sepulturas para, por ejemplo, pintar los huesos y hasta sacarlos y usarlos en alguna ceremonia. Después, se vuelven a guardar”. Ese fue el caso de Pakal, cuyos restos fueron pintados de rojo. De ello tenemos referencias y evidencia física.En los entierros de la gente común, si no hay grandes monumentos, existe una serie de esos elementos rituales de contacto con los muertos: los ponen en lugares especiales dentro de las casas. “Estamos encontrando que usaron sarcófagos construidos con paneles de piedras cortadas”.

“En el Grupo IV de Palenque, han aparecido depósitos con restos de lo que pudo ser un gran banquete; tenemos la vajilla en la que se prepararon los alimentos, ollas, cucharones, platos, combustibles, semillas y un montón de fauna que se comieron: restos de peces, tortugas o mamíferos pequeños. Es frecuente que aparezcan restos humanos con el mismo tratamiento de los animales, es decir, que también se los comieron”.

Tales descubrimientos se interpretan como indicios de fiestas masivas con mucha comida y bebida, en el marco del reingreso del esqueleto a la sepultura; incluso, “eran celebraciones más importantes que cuando dejaron por primera vez al difunto”.En el sureste, aún tenemos reminiscencias de estas prácticas; una de ellas, la más conocida, es la que sucede en la comunidad de Pomuch, Campeche, cuando se acerca el Día de Muertos y, en el cementerio, la gente saca los esqueletos de sus familiares de sus nichos para limpiarlos.

Los restos son llevados a las casas, para que “vean” si hay algo nuevo; si alguien se va a casar o si nació un nuevo miembro de la familia, es el momento de presentárselos. Luego, los regresan al panteón. “Eso se parece mucho a lo que encontramos arqueológicamente”.

Es así, porque se considera que los difuntos ayudan a la prosperidad; “se asume que el muerto sigue ahí, en la casa, y no sólo el 2 de noviembre, cuando es más fuerte el vínculo entre el mundo de los vivos y los fallecidos. Esto es común entre los mayas y la mayoría de las comunidades indígenas de lo que fue Mesoamérica: nahuas, huastecos, mixtecos, etcétera”.