MUJERES INDÍGENAS DESAFÍAN COSTUMBRES Y TRADICIONES PARA SU DESARROLLO

MUJERES INDÍGENAS DESAFÍAN COSTUMBRES Y TRADICIONES PARA SU DESARROLLO

4 septiembre, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. No están solamente en el espacio doméstico.

Fuente: UNAM

Cada vez más deciden su propio destino. Sin perder sus raíces, algunas mujeres indígenas han salido de sus comunidades, superado barreras, accedido a la educación y se desempeñan como abogadas, maestras, enfermeras, emprendedoras, o son lideresas en sus comunidades. Eso significa un cambio generacional.

La migración ha impactado las esferas de la vida de las comunidades originarias, además de la situación y los roles que hoy juegan. Ese fenómeno abrió la posibilidad de que accedan a otras posiciones, más allá de los trabajos domésticos; en suma, ha trastocado su condición.

Racismo, discriminación, abuso

En América Latina, según datos de la CEPAL, existen 42 millones de indígenas (59 por ciento son mujeres) pertenecientes a 522 pueblos originarios. En México, de acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020, 6.1 por ciento de los hombres y mujeres de tres años y más habla alguna lengua indígena; es decir, siete millones 364 mil 645 personas: 48.6 por ciento son hombres y 51.4 mujeres, o sea, ellas son tres millones 783 mil, 477.

Esa cifra se incrementa en más de 11 millones de personas si se utiliza el criterio de autoadscripción, aquel en el cual la población se reconoce como perteneciente a un pueblo originario de nuestro país. Fuera de sus comunidades, las indígenas se enfrentan a problemáticas como no poder incorporarse a empleos que les permitan tener un ingreso y situación laboral mejores, dado que buena parte carece de formación educativa. En ellas el analfabetismo se acentúa y hay algunas que son monolingües.

A su condición de migrantes se suman vulnerabilidades que las colocan en una posición de desventaja. Además, se dan casos de trata de personas, sobre todo entre las jóvenes. A esos abusos se añaden otros problemas, como la discriminación y el racismo. Se les ha vulnerabilizado por una histórica falta de respuesta por parte del Estado; no hay una inclusión de estas mujeres, ni de sus pueblos, a un proyecto de nación. Tan solo la falta de acceso a la educación las pone en una situación de gran desventaja.

No obstante que tradicionalmente se ha dado a la mujer el rol de madre y esposa, desafían costumbres y tradiciones con trabajo e implementando estrategias para acceder a la formación educativa. Algunas sostienen sus estudios universitarios empleándose como trabajadoras domésticas en centros urbanos. Ellas mismas replantean su condición y buscan modificarla, además participan en organizaciones que, incluso, también crean.

Hoy, afirma Carolina Sánchez García, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la UNAM, también estudian y son proveedoras; algunas de ellas desempeñan nuevas actividades que antes eran sólo para los varones, y en ocasiones toman decisiones o administran los recursos que les envían sus maridos, quienes dejaron sus pueblos para ir a trabajar. En esa población femenina “las situaciones que podemos encontrar son muy heterogéneas, pero lo que es claro es que ya no están solamente en el espacio doméstico”.

Ahora es el momento de dejar de pensarlas como “marías” o como si fueran piezas arqueológicas o de museo, porque son personas que contribuyen al progreso del país.

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres Indígenas, que se conmemora el 5 de septiembre, hay que aplaudir los logros alcanzados por los pueblos originarios y, de manera particular, por las mujeres, e impulsarlas a continuar su lucha para proteger y ejercer plenamente sus derechos. Además, el Estado debe tener mayor compromiso con los pueblos indígenas y cumplir el marco jurídico nacional e internacional, de tal manera que se garantice que las políticas e instituciones hagan efectivos esas garantías, que hasta ahora sólo se han quedado en el discurso. Las acciones son limitadas, porque a pesar de que sí se está haciendo algo en la materia aún es insuficiente.