PREFIEREN TURISMO EN LUGAR DEL CAMPO

PREFIEREN TURISMO EN LUGAR DEL CAMPO

24 julio, 2021 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Donde antes había viviendas, ahora hay galerías de arte, cafeterías, restaurantes y hoteles.

Fuente: UNAM

En numerosas localidades que forman parte del programa Pueblos Mágicos, se registra el fenómeno denominado descampesinización, es decir, el abandono de las labores del campo –generalmente asociado con procesos migratorios–, debido a que ahora la población puede llevar a cabo otra actividad económica: el turismo, afirmó Jafet Quintero Venegas, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

En los centros educativos de bachilleratos técnicos, se forma a los jóvenes para que trabajen en ese sector; “un porcentaje significativo de los campesinos y sus familiares, ahora ven al turismo como una opción para no tener que abandonar su pueblo”.

El turismo también puede ser endeble. Los pueblos mágicos compiten entre ellos, y cuando se detuvo la llegada de visitantes por la pandemia, se vio la vulnerabilidad de esa actividad. Pueblos Mágicos es un programa federal a cargo de la Secretaría de Turismo, que surgió en 2001 para incentivar la dinámica en localidades que tienen recurso arquitectónico o cultural, tangible o intangible, que puede ser patrimonializable y mercantilizable para el turismo.

El programa comenzó con 31 pueblos mágicos y ahora son 132 en los que, hasta antes de la pandemia, se había incrementado la derrama económica de forma significativa. Ello, a pesar de que al ser localidades relativamente pequeñas, están sometidas a las decisiones de viaje de los habitantes de las principales ciudades del país.

Las poblaciones en movimiento

La utilización del campo ahora satisface las necesidades de los turistas, antes que las locales”. En el auge por captar turistas y trasformar el pueblo mágico en un espacio atractivo para el visitante, esos sitios empiezan a transformarse, y donde había viviendas de la población local, ahora hay galerías de arte, cafeterías, restaurantes u hoteles. Aunque hay casos excepcionales, la mayoría de los dueños son extranjeros, porque tienen la posibilidad de comprar una vieja casona en una localidad y convertirla en hotel; los lugareños se insertan como empleados.

Elementos mercantilizables

Las localidades de Zacatlán y Chignahuapan, en el estado de Puebla, que adquirieron ese nombramiento en 2011 y 2012, respectivamente. Ambas localidades dependen considerablemente del turismo de fin de semana proveniente de las ciudades de México y Puebla. A diferencia de otras, como Cuetzalan, o Malinalco en el Estado de México, “se apoyan mutuamente, y se ofertan y promocionan como un solo espacio”.

También se crean nuevas imágenes que se vuelven elementos de identidad, Chignahuapan es un buen ejemplo, han adoptado al ajolote como elemento identitario, y los visitantes quieren ver a esos anfibios. Murales, un museo y la ‘Ajoloteada’ –un festival que se celebra los últimos días de abril para que coincida con el Día del Niño–, rejuvenecen a ese sitio turístico, como el desfile del Día de Muertos en la Ciudad de México.

Otra marca turística en ese poblado es el “Ajolotour”, es decir, recorridos por las principales atracciones. Para las localidades no es suficiente con ofertar sus productos y servicios de siempre, en este caso esferas o aguas termales, porque tienen lo mismo, como Tlalpujahua e Ixtapan de la Sal, respectivamente. “Se crean nuevos atractivos para captar más turistas; en Zacatlán, por ejemplo, se creó un mirador y un festival de artesanías”.