
VIVE AMÉRICA LATINA SEGUNDA OLA PROGRESISTA
23 junio, 2022Foto: UNAM. Hartazgo de una sociedad que ha sufrido autoritarismo y violencia del Estado.
Fuente: UNAM
Los latinoamericanos quieren construir modelos de sociedad distintos a los que tradicionalmente existieron en la región, más inclusivos, menos desiguales y más autónomos en su proyección internacional. El triunfo de Gustavo Petro, en Colombia, significa la consolidación de una tendencia evidente hacia sectores progresistas y de izquierda en los gobiernos nacionales, señalaron académicos de la UNAM.
Hablamos de una segunda ola progresista en la zona, en la que este año se obtuvo el triunfo de Gabriel Boric, en Chile; ahora se suma Colombia y, posiblemente, Brasil, toda vez que las encuestas indican la alta posibilidad de que Luiz Inácio Lula Da Silva gane la elección en una primera vuelta, explicó Nayar López Castellanos, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
En la conferencia de prensa a distancia ¿Colombia se suma a una América Latina de izquierda?, esta es la primera vez en la historia de Colombia que una candidatura progresista, de izquierda, llega al gobierno nacional “por una votación cerrada, pero con distancia suficiente, la cual le otorga la legitimidad necesaria a este proyecto para tener una dinámica de gobernabilidad y buscar resolver problemáticas históricas que han caracterizado a ese país, como desigualdad, violencia, pobreza y autoritarismo”.
El carácter histórico de la elección del domingo pasado y la llegada de Petro y la vicepresidenta, Francia Márquez, al gobierno, es resultado de amplias movilizaciones populares el año pasado e inicios de este, que mostraron el hartazgo de una sociedad que ha sufrido autoritarismo y violencia por parte del Estado; “es la derrota del uribismo como corriente política ultraconservadora, que se caracterizó por las violaciones a los derechos humanos”.
Lo ocurrido en Colombia, deberá traducirse en una lógica regional, donde mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) puedan tener más relevancia, con base en una coincidencia en torno a elementos como el impulso a dinámicas de cooperación social y económicas en la región, una visión soberana de esta parte del mundo, y una relación de respeto con Estados Unidos y otros poderes en el ámbito global.
Otro aspecto será la relación entre esa nación y Venezuela, que ha sido tensa y hasta de confrontación militar en los peores momentos. “Quita una pieza al tablero geopolítico y hegemónico de los estadounidenses, porque Colombia siempre fue fundamental para agredir a su vecino” sudamericano.
A escala internacional, refirió José Ramón Briceño Ruiz, integrante del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), lo que se prevé para la región es un periodo de mayor autonomía, donde no necesariamente se buscarán enfrentamientos con EU. “El problema es si en la Unión Americana habrá la capacidad mínima para entender que las naciones del sur tienen derecho a decisiones autónomas, y que la subordinación es parte del pasado”. Debido a que Colombia ha sido un país históricamente gobernado por una élite, que cuando ha tenido que recurrir a la violencia lo ha hecho, el triunfo de Petro representa un cambio sustantivo.
En América Latina se configura de forma más clara un nuevo ciclo de izquierda, pero presenta diferencias importantes y sustantivas con relación al ciclo anterior de 2003-2016: ahora tenemos la presencia de México y Colombia, que se suman a Chile y Perú. Tendrá implicaciones en el ámbito regional y en las relaciones de América Latina con actores externos importantes, especialmente con EU, China y Europa. Hoy se abre un espacio para retomar las iniciativas de integración y cooperación regional, que habían estado debilitadas; “los latinoamericanos unidos como bloque, somos más fuertes”.