EL FRACASO DEL ESTADO MEXICANO EN LAS POLÍTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL

EL FRACASO DEL ESTADO MEXICANO EN LAS POLÍTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL

12 marzo, 2019 0 Por Rene Davila
Quitar una tara a la Guardia Nacional en ciernes.

Debería impulsar la reforma de la Defensa.

Uno de los problemas radica en no reivindicar el factor civilista.

Fuente: Ibero

Introducción

Las decisiones que se han tomado desde el Ejecutivo y las que han pasado por las recientes reformas legales y constitucionales desde noviembre pasado, han generado la necesidad no sólo de formular definiciones estructurales sino emprender la armonización de un diseño legal e institucional en materia de seguridad nacional, que sea acorde con los trazos por los que el gobierno desea diferenciarse de un ejercicio que, luego de cinco años, termina siendo una práctica burocrática que sólo se enuncia en los informes de gobierno y que no se traducen en bienestar para la población. Ese ha sido el saldo de las administraciones pasadas, cuando contrastamos la oferta de definiciones o planes con lo que nos dejaron en nuestras vidas cotidianas.

Concepto de seguridad nacional

Es necesario corregir la definición inicial del primer concepto en términos doctrinales más claros, y despojarlo de su connotación meramente operativa o de gestión (‘acciones’). La LSN en su conjunto se encuentra no sólo en déficit con las nuevas formulaciones que incluso fueron introducidas tanto en el PND y el Programa sectorial de la administración pasada, sino que se encuentra rebasada aun por los cambios y readscripción de responsabilidades en el gobierno actual que se definieron en el Congreso entre noviembre del año pasado y los primeros dos meses del presente. Esto conlleva a una necesaria reingeniería de orden legal e institucional si no se quiere dejar un conflicto normativo latente que, puede ser difícil de solventar si no se cuenta con una herramienta de definición legal que distinga ámbitos de competencia claramente definidas entre las instancias del sector seguridad y defensa.

Retos de gobierno en materia de SN

Existen ámbitos que el nuevo gobierno puede atender y dar cumplimiento a demandas de carácter democrático en cuanto a las definiciones estructurales de la seguridad. Por un lado, ampliar la discusión pública del tema con la orientación de contenidos formulados por los centros de conocimiento en las esferas civil y militar, a efecto de tener una socialización y entendimiento que no se limite a los tecnócratas de la seguridad.

El nuevo diseño de concentración o de dualidad funcional debe tener una diferenciación específica. Así como está planteado el nuevo modelo de gestión, se apuntala una concentración de funciones sin contrapesos institucionales además de contribuir a la confusión de los conceptos de seguridad nacional y seguridad pública: se ha despojado el papel rector y de liderazgo que en materia de seguridad nacional tenía la Segob y si los restos del Cisen se están abocando a una dimensión de seguridad pública, dejarle la inteligencia estratégica a la nueva Central de Inteligencia Nacional sin un claro esquema diferenciado y de reingeniería institucional y legal (con la participación de la Segob), ocasionará una distorsión de graves consecuencias para el Estado mexicano.

En este punto, debe abordarse en términos de función multinivel el desempeño de los llamados centros de fusión de inteligencia implementados en el sexenio pasado y que, salvo el nacional, los regionales se encuentran en instalaciones militares. La evaluación de los recursos invertidos y resultados de acciones que no fueron objeto de escrutinio y regulación alguna será un buen comienzo para la nueva orientación de un servicio de inteligencia que se diferencia en forma clara: la seguridad nacional y la seguridad pública.

De hecho, la reforma constitucional que crea a la Guardia Nacional y su esquema militarizado con un horizonte temporal limitado a cinco años, con el PND que se elabora, abre una oportunidad para hacer efectiva la desmilitarización gradual de la estrategia de seguridad del país, junto con otras actividades que se han extendido a su responsabilidad (como su papel de contratistas de obra pública, por ejemplo) y devolver al sector defensa a sus actividades que les son connaturales. Esto cumpliría la demanda de los mismos militares, en Defensa y Marina, que han señalado que las tareas de seguridad distraen sus funciones estratégicas.

Si el régimen del presidente López Obrador desea marcar una verdadera diferencia con el pasado político, debería impulsar la reforma de la Defensa y de ese modo quitar una tara a la Guardia Nacional en ciernes que, de no hacerlo, repetiría los errores que hemos vivido, afirmó Erubiel Tirado, docente de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, y uno de los académicos y especialistas invitados a participar en mesa de trabajo del PND.