EL RETORNO DE QUETZALCÓATL, DE JOSÉ CHÁVEZ MORADO

EL RETORNO DE QUETZALCÓATL, DE JOSÉ CHÁVEZ MORADO

18 abril, 2022 0 Por Rene Davila

Foto: UNAM. Integración plástica de las culturas originarias del mundo.

Fuente: UNAM

Cuando José Chávez Morado estre­nó en 1952 el mural titulado El retorno de Quetzalcóatl capturaba a la distancia –por igual– la mirada de estudiantes, maestros y visitantes de la entonces Facultad de Ciencias. El proyecto de origen explica Jorge Alberto Barajas Tinoco, del Posgrado en Historia del Arte de la UNAM, era impre­sionante porque estaba planeado para verse a la distancia en conjunto con el espejo de agua, que se encuentra al pie de las figuras que viajan sobre una barca.

“Chávez Morado anteriormente hizo un viaje a Italia, ahí aprende las técnicas. Él piensa que el mosaico se va a importar. Era un poco barato, pero aquí en México ya existía un taller en Cuernavaca, el taller de los Perdomo entonces fue más fácil. Incluso Siqueiros ya utilizaba unas teselas más grandes, no de la manera tradicional, y Diego Rivera también lo usó en el Teatro de los Insurgentes”.

“El mosaico veneciano fue una solu­ción a la que llegan de manera un poco rápida, de hecho, después se lamentan porque los colores tan brillantes no les encantan mucho. Fueron afinando detalles para después hacer mejores cosas. Ciudad Universitaria fue una especie de laborato­rio de experimentación para los muralistas y para los arquitectos involucrados”.

Transformaciones en CU

El retorno de Quetzalcóatl, junto a los murales La conquista de la energía La ciencia y el trabajo fueron concebidos originalmente para adornar las paredes de la entonces Facultad de Ciencias; sin embargo, en 1977 las instalaciones se transformaron para alojar al posgrado de Arquitectura y se construyó un nuevo edificio que cambió radicalmente la vista a distancia de la composición de Chávez Morado.

De acuerdo con Cristina López Uribe, investigadora del Instituto de Investiga­ciones Estéticas, el artista afirmó tras este cambio arquitectónico que “El retorno de Quetzalcóatl originalmente tenía una mejor ubicación, con un amplio espacio para ser visto y un espejo de agua que daba mayor idea del mar; pero este ambiente ha sido destruido, y el mural hoy se encuentra prisionero entre las construcciones que posteriormente se levantaron”.

Sus temas

Realizado sobre un muro de 12 por 4.5 metros, El retorno de Quetzalcóatl tiene como protagonista justamente a Quetzalcóatl, representado como una serpiente que forma una barca. Sobre él viajan siete hombres que representan a las civilizaciones más antiguas del mundo. A la izquierda del mural se encuentra una pirámide atravesada por una espada y lanzas, imagen que busca simbolizar la Conquista de América.

Los representantes de las culturas originarias son, de izquierda a derecha, un egipcio, un fraile franciscano –símbolo del cristianismo– y a su espalda una figura alada. Le sigue el personaje central: un hombre desnudo que destaca por su vibrante color y su máscara de Ehécatl, dios del viento para diversas culturas mesoamericanas y también referencia a Quetzalcóatl. Al hombre del centro le sigue un representante de Mesopotamia, a continuación, uno griego y, posteriormente, un bodhisattva –figura de las culturas de oriente– y un musulmán, imagen del islam.

El tema del mural argumenta Jorge Alberto Barajas Tinoco, es “un rescate de las ideas de José Vasconcelos” que muchos artistas e intelectuales de esa época retomaron en diversos trabajos. “En este mural de Morado hay mucho de la raza cósmica, esta serpiente que lleva a los representantes de las diferentes razas hacia un futuro prometedor para la humanidad. Esta es la idea simbólica del mural”.

La temática del mural no fue sólo determinada por Chávez Morado, como ilustra Barajas Tinoco, el proyecto partió del programa creado por el arquitecto Carlos Lazo Barreiro, quien se desempeñaba entonces como gerente general de Obras de Ciudad Universitaria:

“Los temas que elige Chávez Morado para este proyecto son un poco de él y un poco de Carlos Lazo. Él abogó por que hubiera murales, porque a Mario Pani –uno de los arquitectos que idearon el proyecto de Ciudad Universitaria– no le encantaba la idea, quería que estuviera todo más limpio. Lazo hizo un programa para los muralistas y, de alguna manera, sentó los temas que se podían tocar.