ESTADÍSTICAS DEL DÍA DE LA MADRE
10 mayo, 2019Datos nacionales.
Fuente: INEGI
El INEGI presenta, a propósito del Día de las Madres, un análisis de las mujeres con al menos un hijo nacido vivo. La información hace énfasis en aquellas que se encuentran en el mercado laboral, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del primer trimestre de 2018. Uno de los objetivos del trabajo de la mujer fuera de su domicilio es buscar una mejora en la calidad de vida de los hijos y de la familia. Además de que un trabajo se convierte en señal de identidad y parte nodal del bienestar general (Duran, 2017).
Cabe destacar que en México el número de madres que contribuye de manera importante o se hace cargo de la economía del hogar ha aumentado en los últimos años (Migueles, 2018). La Encuesta Intercensal 2015 reportó 48.6 millones de mujeres de 12 años y más. De éstas, 32.7 millones son madres. De acuerdo con datos de la ENOE, en el primer trimestre de 2018, del total de mujeres de 15 años y más, 42.6% está vinculada a la Población Económicamente Activa1 (PEA) y 57.4% están en la Población No Económicamente Activa2 (PNEA). Por su parte, de las mujeres económicamente activas en el mismo rango de edad, 73% tiene al menos un hijo nacido vivo y 27% no tiene hijos.
En cuanto a la población ocupada, en aquellas mujeres que realizaron alguna actividad económica durante al menos una hora (INEGI, s.f.) se observa un comportamiento similar a la PEA: 73.7% tenía al menos un hijo y 26.3% no tenía hijos. Para la población desocupada, es decir, las mujeres que buscaron trabajo porque no estaban vinculadas a una actividad económica o trabajo (Ibidem), el comportamiento es diferente, ya que 53.1% eran madres un hijo, mientras que 46.8% no tenía hijos. En el país, el promedio de hijos nacidos vivos de las mujeres de 15 años y más que son económicamente activas es de dos hijos por mujer; mientras que en las que no lo son (PNEA) es de 2.6 hijos. Las mujeres de 15 años y más que deciden no trabajar probablemente se dediquen de tiempo completo a las actividades no remuneradas tales como el cuidado de personas y el hogar.
Diversos organismos internacionales han fomentado el empoderamiento económico de las mujeres, porque contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. La Organización de las Naciones Unidas establece que una mayor escolaridad permite a las mujeres, entre otras cosas, acceder a mejores oportunidades económicas, tener una mayor autonomía, capacidad de decisión y modificación de sus expectativas de vida, incluyendo sus pautas reproductivas (Toche, 2017: 7).
De acuerdo con la ENOE, en 2018 el nivel de escolaridad de las mujeres económicamente activas de 15 años y más con al menos un hijo nacido vivo es el siguiente: de cada 100, 36 tienen secundaria completa, 33 educación media superior y superior, 18 primaria completa y 11 primaria incompleta. En el grupo de mujeres de 15 años y más con al menos un hijo nacido vivo, la edad juega un papel importante tanto para insertarse como para permanecer activas en el mercado laboral. Con datos de la ENOE se observa que la mayor parte de las madres económicamente activas se concentran en las de 40 a 44 años (55.7%) y, 45 a 49 años (54.9%). La proporción disminuye conforme avanza la edad.
María Nieves Rico (2004) sugiere que en América Latina la participación económica femenina ha aumentado desde la década de los 80´s, particularmente para los grupos que van de 25 a 34 y de 35a 44 años, lo que podría indicar que las mujeres que ingresan al mercado laboral no se retiran cuando tienen hijos y se mantienen económicamente activas por más tiempo (en Muñoz, 2009).
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