REALIZAN SOFISTICADA CÁPSULA PARA PRESERVAR CÓDICE MAYA
27 septiembre, 2018El artefacto fue construido de acuerdo con las características y comportamiento del códice, hecho en papel amate.
Fuente: UNAM
Expertos de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, diseñaron y construyeron la cápsula en la que el cuarto códice maya prehispánico legible más antiguo del continente americano y el más estudiado, será exhibido desde hoy y hasta finales de octubre, en el Museo Nacional de Antropología.
El equipo fue encabezado por los académicos María del Pilar Corona Lira, Alejandro Ramírez Reivich y Vicente Borja Ramírez, quienes explicaron que la “caja” que contiene el documento, es una cámara anóxica (sin oxígeno) para la preservación de documentos, hecha de policarbonato y empaques de viton. Aísla el códice (sumamente frágil y delicado) del medio ambiente y le provee un microambiente que lo protege de las condiciones externas. Utiliza un innovador sistema de doble cámara: de vacío para generar el cierre de toda la cápsula y de generación de presión para causar esa microatmósfera, lo que permite mantener las características del documento.
Para el diseño, abundó Corona, se tomaron en cuenta sus dimensiones, estado de conservación y hasta la parte museográfica, de manera que no sólo se logró su resguardo adecuado, sino que también es acorde con la estética, y los visitantes podrán apreciarlo de cerca.
Ramírez Reivich, quien en otras ocasiones ha sido invitado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a diseñar cápsulas para documentos históricos de relevancia, expuso que el sistema está instrumentado para monitorear las características y condiciones que los visitantes generan en la sala de exposición. “Se trata de la tercera generación de cápsulas que hemos desarrollado, lo cual se hace de la mano con proyectos de investigación”.
María del Pilar Corona mencionó que una vez que se ensamblan las piezas de la cápsula, se extrae todo el oxígeno; entonces, se llena con un gas inerte: argón, que circula por una rejilla, y se coloca cierto nivel de humedad y temperatura. La meta es que dentro de la cápsula no se genere condensación ni proliferen hongos o microorganismos; también se evita el movimiento. En el mundo hay tecnologías similares, pero no para códices. En este caso “dimos un paso adelante e innovamos la forma en que se integran los gases y las características cinemáticas de la cápsula”. Cada documento tiene características únicas, por lo que el diseño es especial. “Hemos trabajado con otros códices, más largos y de diferentes materiales. Éste es de papel amate; sin embargo, hay otros de algodón y hasta de piel de venado. Sus características y comportamiento son muy diferentes. Adecuamos nuestra experiencia a cada uno”.
El primer proyecto de este tipo emprendido por los integrantes de la FI llevó más de un año, incluida la investigación y desarrollo de la cápsula. En este caso, gracias a la experiencia acumulada se invirtieron menos de dos meses. Pilar Corona destacó la participación de los alumnos.
Ramírez Reivich comentó que la cápsula gustó tanto a las autoridades del INAH y a los expertos en museografía, que será presentada tal cual, sin ocultar alguna de sus partes.