REGULAR LA IRA, PARA PREVENIR LA VIOLENCIA
25 junio, 2019La educación emocional es una intervención educativa orientada a la prevención y desarrollo integral de la personalidad.
Fuente: Ibero
El doctor Rafael Bisquerra Alzina, referente de la educación emocional en el mundo hispano, impartió la conferencia magistral ‘Retos Actuales de la Educación Socioemocional’ en la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, para posteriormente platicar sobre el tema.
¿Cuáles son las principales características, y aportes más significativos, de la educación emocional?
—La educación emocional es un elemento importantísimo para la prevención, en sentido amplio, y específicamente, para la prevención de ansiedad, estrés, depresión, consumo de drogas, violencia, suicidios; comportamientos de riesgo que no están suficientemente atendidos, ni en la escolarización obligatoria, ni en la sociedad en general, y que constituyen una clara manifestación del analfabetismo emocional.
¿Existe alguna similitud o relación entre la educación emocional y el civismo?
—Sí. Diríamos que la educación emocional es un factor esencial, me atrevería a decir indispensable, para el comportamiento cívico, para la convivencia y para el bienestar de la ciudadanía; ya que, en el civismo, las faltas de civismo son consecuencia del comportamiento impulsivo, que es una incapacidad o una falta de voluntad para regular las emociones de forma apropiada.
¿Y cómo se regulan las emociones?
—Las personas tenemos una gran capacidad para desarrollar competencias, que son en algunos aspectos impresionantes, fantásticas, espectaculares. Una de ellas es la capacidad de regular nuestras emociones; esto significa, la capacidad de alargar unas emociones, acortar otras, intensificarlas, atenuarlas, transformarlas. Y cuando hacemos esto, estamos cambiando nuestra forma de sentir, nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar. Desarrollando estas competencias emocionales en las personas podemos convertir lo que puede ser una sociedad regida por la ley de la jungla, es decir, la ley del más fuerte o la razón de la fuerza, en una sociedad regida por el respeto, la compasión, el amor, los valores, es decir, actitudes positivas. Y, conjuntamente, hacer posible la construcción de la convivencia y el bienestar.
¿Estas características, estos beneficios de la educación emocional, lo hicieron a usted sacar a ésta de la psicología y llevarla a la pedagogía?
—La educación emocional es una práctica que tiene como objetivo el desarrollo de competencias emocionales; y como práctica, se fundamenta en distintos marcos teóricos, no en uno solo de ellos. Además, es importante distinguir entre lo que es psicología y educación, y entre lo que es psicopatología y psicoterapia, de lo que es educación emocional.
La psicoterapia es una propuesta de intervención en casos de trastornos emocionales, de problemas personales. Es una intervención que debe ser hecha por especialistas: psicólogos, psicoterapeutas, psiquiatras; que intervienen con personas que tienen dificultades o trastornos, a las cuales se les hace un diagnóstico y se les propone un tratamiento en función del diagnóstico, y se van evaluando los efectos y cómo va evolucionando el proceso en determinada persona. La educación emocional es una intervención educativa orientada a la prevención y el desarrollo integral de la personalidad. Interviene antes de que surja el problema, por lo tanto, es una intervención preventiva y proactiva, dirigida a grupos de personas, por ejemplo, todo un grupo de clase. Y se hacen actividades, no porque haya un problema o un conflicto, como consumo de drogas o violencia, sino que se hace para prevenir que esto ocurra. Es prevención primaria, y es prevención genérica, en tanto en cuanto. Si la educación emocional se hace con todos los requisitos que han aportado las investigaciones científicas, los efectos pueden ser espectaculares.
¿Sería entonces útil, necesario, brindar una educación emocional desde la primaria hasta la universidad?
—La educación emocional debería empezar nueve meses antes del nacimiento, estar presente a lo largo de todo el proceso de gestación, desde el nacimiento en la familia, en la educación infantil o preescolar, en la educación primaria, secundaria, universitaria, formación profesional y a lo largo de toda la vida. Porque de la misma forma en que una persona que ejerce de pianista está tocando el piano y se está entrenando a lo largo de toda su vida, nos hemos de entrenar y de formar en las competencias emocionales durante toda la vida. Tomemos conciencia de que la educación emocional, lo que se propone, es ayudar a progresar en necesidades sociales que no están suficientemente atendidas. Por eso, yo lo que pido simplemente a la gente, es que lea el periódico, que se informe de la realidad que nos rodea, y probablemente tomará conciencia de que hay mucho trabajo que hacer, muchas personas que educar.
Y, solamente desarrollar la capacidad para regular la ira, como estrategia para la prevención de la violencia, debería ser uno de los primeros objetivos de la educación en México y en todos los países del mundo. Yo diría que la educación emocional tiene como objetivo final construir el bienestar personal y social. Esto significa desarrollar comportamientos éticos y morales, desarrollar la integridad de la persona, de todas sus partes que la componen, para hacer posible lo que es probablemente la finalidad de la mayoría de las personas, que es, por una parte, gozar del bienestar, de la felicidad compartida, de experimentar emociones colectivas, crear climas emocionales satisfactorios; y, por lo tanto, mejorar la convivencia, mejorar el bienestar personal y social, es decir, la felicidad.