SEXTA EXTINCIÓN MASIVA DE ESPECIES

SEXTA EXTINCIÓN MASIVA DE ESPECIES

11 mayo, 2019 0 Por Rene Davila
Las tasas de extinción por el humano son entre 100 y mil veces más altas que en los tiempos geológicos.

Si el modelo de desarrollo actual no cambia radicalmente, habrá un gran colapso de la civilización en el 2050.

El crecimiento de la población, el consumo excesivo de recursos naturales y la utilización de petróleo, las causas.

Fuente: UNAM

La sexta extinción masiva de especies está más cerca de lo imaginado; por la velocidad a la que se pierden poblaciones de plantas y animales, esta debacle parece inminente en términos geológicos, asegura Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM. En pocas décadas desaparecen las especies que tardarían cientos de miles de años en perderse de manera natural. Se calcula que las tasas de extinción ocasionadas por el ser humano son entre 100 y mil veces más altas que las de los tiempos geológicos.

En un estudio publicado en Science Advances, aseguró que de haberse mantenido las tasas de extinción de los últimos dos millones de años, las 477 especies de vertebrados que desaparecieron en el último siglo, se hubieran perdido en 10 mil años. Las cinco extinciones masivas en los últimos 700 millones de años, fueron causadas por desastres naturales, como el meteorito que cayó hace 66 millones de años en la península de Yucatán, que evaporó 95 por ciento de la vida en el planeta. “En cambio, la sexta sería consecuencia del crecimiento desmedido de la población humana, del consumo excesivo de recursos naturales, y del uso de combustibles como el petróleo”.

Predicción

Según estudios científicos, la aniquilación de la naturaleza por el ser humano es tan grave, que si el modelo de desarrollo actual no cambia radicalmente, habrá un gran colapso de la civilización en el año 2050, debido a éste y otros problemas ambientales como el cambio climático. “De cumplirse esta predicción, a quienes hoy en día tienen entre 10 y 20 años, les quedaría poco tiempo. Sería terrible”. Es posible revertir en un periodo largo el cambio climático, y la contaminación por plásticos, pero una especie que se ha extinguido no puede recuperarse; éste es un problema ambiental verdaderamente irreversible.

De 1970 a 2015, cerca de 70% de todos los individuos de especies de animales silvestres se perdió; es decir, en 45 años casi 70% de los elefantes, jirafas, rinocerontes, tortugas y peces, entre muchos más, desapareció. “El ataque a la naturaleza ha sido brutal. Las plantas y los animales silvestres son la base de la vida en la Tierra, y cada vez que una especie se extingue o sus poblaciones disminuyen, la capacidad del planeta para mantener la vida se erosiona”. México es uno de los países con mayor diversidad biológica, pero también uno de los que enfrenta enormes problemas ambientales, que ponen en riesgo a miles de plantas y animales silvestres. El cuidado del ambiente debe ser una prioridad nacional. Así, por razones éticas, morales y filosóficas, pero sobre todo por sobrevivencia, es necesario detener ese proceso. La ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente, pero aún estamos a tiempo de actuar.

Retos ambientales

El también presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, apuntó que nuestra nación tiene varios retos ambientales; uno es el rescate de diversas especies en peligro de extinción, como la vaquita marina. “La pesca de totoaba, causa indirecta de la muerte de la vaquita marina, es muy lucrativa para la delincuencia organizada de México, Estados Unidos y China. Un kilo de buche de ese pez puede costar hasta 100 mil dólares. Por eso, para salvar a la vaquita, se debe combatir la impunidad de esa mafia”. Se debe establecer una política pública ambiental sólida y seria, a la altura de los problemas nacionales y globales que enfrentamos.

Un país en crecimiento y con poblaciones necesitadas requiere proyectos de desarrollo, pero no a costa del ambiente. Por ello, recomendó, “con base en la ciencia y la tecnología, hay que evaluar y diagnosticar las obras, para tomar acciones correctas sin afectar los derechos de los habitantes y reducir al máximo el posible impacto ambiental. “Somos la última generación con la posibilidad de evitar un colapso ambiental de magnitudes catastróficas. Lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad, ni más ni menos”.