CRIMINALES EN LA OFICINA

CRIMINALES EN LA OFICINA

10 mayo, 2018 0 Por Rene Davila
Casi 3 millones de pesos “de un solo golpe”.

Una tercera parte son directores.

Defraudadores, perezosos, iracundos y otros.

 

El 73% de los defraudadores son empleados de la compañía. El 54% de ellos tiene una edad comprendida entre los 36 y los 55 años, la tercera parte es un empleado que trabaja en el área de finanzas, operaciones, ventas o marketing, y tienen una antigüedad promedio en la compañía de seis años.

Una tercera parte de los defraudadores son directivos. El defraudador es un delincuente ocasional, no reincidente. Se trata de un empleado de confianza, con un cargo de responsabilidad y en el 60% de las veces actúa con la complicidad de una persona de la compañía.

Cinco propuestas.

¿Qué roban los delincuentes de cuello blanco?

  • En el 56% de los casos realizan malversación y fraude en las compras
  • Obtienen ingresos de activos mediante robo hormiga, venta de bases de datos, entre otros.
  • El promedio de cada fraude es de un millón 400 mil pesos, y se detecta 17 meses después.
  • Motivación, oportunidad y racionalización son los tres factores que incitan al fraude.
  • Facilitar la comunicación e interacción entre compañeros y directivos.

Diez ideas para evitar el fraude

  1. Testigos. Quienes son testigos de un fraude y lo denuncian, pueden ayudar a detectar otros.
  2. Observar a los sospechosos. Muestran algún tipo de comportamiento inusual o extraño.
  3. Denuncia anónima. Puede ser una excelente alternativa, sobre todo para empresas grandes.
  4. Auditarías no programadas. La auditoría externa descubre 4%, contra el 7% que es por accidente.
  5. Localizar documentos perdidos. Los directivos de cada departamento, cada tanto y de manera aleatoria, soliciten documentos a sus subalternos.
  6. Medidas según el tamaño de la empresa. Con menos de 100 empleados, es la emisión de cheques, desaparición de efectivo y manipulación de la nómina de pago. En las grandes empresas, la corrupción es la más común.
  7. Exceso de emisiones de documentos o pagos. La ausencia de documentos, empleados “fantasmas”, exceso de compras y desequilibrios en los balances financieros de la empresa.
  8. Detectar posibles asociaciones delictivas. Para un fraude individual, la extracción de recursos es menor, pero cuando hay al menos dos implicados la suma se duplica e incluso se quintuplica.
  9. Confiar en clientes y proveedores. En caso de recibir una advertencia de una persona que se encuentra fuera de la empresa, lo mejor es investigar a fondo.
  10. Ser proactivo. Modificar las políticas de la empresa, hacer controles informáticos, realizar periódicamente auditorías internas y estar alerta con la existencia de grietas de seguridad.

Que el departamento de seguridad reporte directamente al director general, tener un cuerpo de seguridad profesional entrenado y con pruebas de confianza, realizar un análisis costo-beneficio para evaluar la rentabilidad de la seguridad, tener un férreo control de los activos y valores empresariales, y buscar un modelo de reinserción social que impida la impunidad.

Siete criminales que deben evitarse:

Lujurioso. Continuamente molesta a sus subalternos o compañeros con insinuaciones sexuales.

Perezoso. Demora 15% más que sus compañeros en entregar resultados y su desempeño es deficiente, rehúsa aportar más para cumplir objetivos. Los quejosos están en esta categoría.

Goloso. Se enfoca tanto en un objetivo que olvida los demás y metas a largo plazo. Genera pérdidas hasta del 30% de las ventas.

Iracundo. Su mal carácter asusta a socios y aliados comerciales. Incide en un mal clima laboral que ocasiona faltas, demoras y hasta accidentes laborales.

Envidioso. Se apropia de logros ajenos y devalúa el trabajo corporativo.

Avaro. Acumula conocimiento y experiencia. Es el terror de los colaboradores nuevos.

Soberbio. Se niega a recibir apoyo, se mata en el trabajo y siempre busca el reconocimiento, expuso Alejandro Desfassiaux, presidente fundador del Consejo Nacional de Seguridad Privada, A.C.