EL SECUESTRO DE NIÑOS COMO TÁCTICA DE LA POLÍTICA MIGRATORIA DE EU

EL SECUESTRO DE NIÑOS COMO TÁCTICA DE LA POLÍTICA MIGRATORIA DE EU

20 junio, 2018 0 Por Rene Davila
Ambiente de terror hacia personas migrantes no regulares y desprecio por las normas internacionales.

EU usa a menores como arma de presión.

Consecuencias de la nueva estrategia de la administración Trump.

Fuente: Ibero

De las patologías del actual presidente de Estados Unidos poco hay que reseñar. Quizá sea lo menos importante ponderar su compulsión por las “verdades paralelas”, o su pobre lectura sobre el papel de Estados Unidos en el mundo. Ciertamente sus estrategias de retraimiento en el escenario comercial o los costos globales de sus diferendos con Canadá, México, la Unión Europea, China y un largo etcétera, podrán ser medidos en un plazo medio. El hecho es que en este momento hay otras decisiones de este mandatario, cuyos costos humanos son tan graves que requieren una respuesta urgente del sistema de naciones.

Para la autoridad de la Unión Americana, la separación de los niños de sus padres implica una advertencia, pues dice Trump “Estados Unidos no será un campo de migrantes”, lo que supone un argumento tan burdo como una evidencia de tres situaciones: el uso de los niños y niñas como arma de presión, negociación o chantaje hacia sus rivales demócratas; la generación de un ambiente de terror hacia los inmigrados no regulares que ya están en Estados Unidos o que están en proceso de inmigrar a este país; y un desprecio absoluto a las normas internacionales de protección de los derechos humanos de los niños y niñas migrantes.

En el primer caso y ante la creciente presión de los propios miembros del Partido Republicano, Trump ha tratado de dirigir las críticas hacia el Congreso y hacia los demócratas, en específico; esperando con ello fortalecer su posición frente a sus bases de apoyo conservadoras; en el caso del ambiente de terror que esta decisión propicia, el mensaje parece advertir: “Si traes a tus hijos, te los vamos a quitar”.

Eso en tercer lugar, equivale desde el punto de vista que se quiera asumir, a una amenaza de secuestro. Se castiga a los niños y niñas -que en cualquier sistema jurídico democrático son inimputables- a una pena de encierro que viola entre otros muchos, el principio del interés superior de los niños y niñas uno de cuyos principios más importantes es la preservación de su entorno familiar, garantía de la mayor importancia de sus posibilidades de un desarrollo integral.

Sin embargo, no podemos centrar nuestra atención sólo en Estados Unidos. Acaso el movimiento racista y xenófobo contra los y las migrantes sea un síntoma de orden global. El actual ministro del interior italiano Matteo Salvini ha afirmado sobre la supuesta necesidad de censar a la comunidad gitana para deportarla a sus países de origen, lamentando a su vez “que los que sean italianos hay que quedárselos”.

En México, la respuesta del gobierno mexicano ha sido lo que infelizmente se esperaba: una declaración. En este escenario de graves violaciones al derecho internacional en lo general, y de los derechos humanos de los niños y las niñas en lo particular, es urgente el diseño de una estrategia de coordinación a nivel global que lleve estos casos como un asunto no sólo de interés de México, sino todos los países afectados, sean de origen o tránsito.

Definir una posición única y homogénea con Centroamérica, África, Asia, Oceanía, etcétera y llevarla a instancias como la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, promover su integración como asunto urgente en foros como el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y los diferentes espacios homólogos en el mundo, supondría un mensaje claro a la administración Trump, expuso Javier Urbano Reyes, profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México.